Desorden informativo durante la pandemia por Covid-19

Durante los primeros meses de la pandemia de Covid-19 en 2020, cuando se desconocían aspectos sobre el virus y el futuro de la situación sanitaria, surgieron masivamente narrativas engañosas sobre el origen del virus, el desarrollo de vacunas, las medidas sanitarias y el proceso de vacunación. Esto no ocurrió únicamente en Colombia, el desorden informativo sobre la pandemia se propagó en todo el mundo.

La problemática de producción y circulación de narrativas engañosas no surgió con la Covid-19, ni siquiera es algo nuevo de este siglo, pero el contexto de pandemia y la abrumadora circulación de información en medios tradicionales y digitales llevó a que se hablara de “otra pandemia”, o infodemia. Tal como lo define la OMS, el término de “infodemia” se refiere a la sobreabundancia de información, especialmente errónea a favor de algunos intereses, lo que llevó a que las instituciones tomaran medidas y a que se realizaran diversos estudios sobre  los motivos, canales, temáticas y formatos en los que se presenta la información engañosa, manipulada o errónea.

Diferentes estudios realizados en Brasil y países hispanos, como España, Argentina, México, Perú y Ecuador han concluido que la principal fuente de difusión han sido redes sociales como WhatsApp, Facebook y Twitter. Las temáticas sobre las cuales se crea el desorden informativo, ya sea de desinformación, misinformación y malinformación (conozca las definiciones aquí), van desde el origen del virus, el contenido de las vacunas, las medidas tomadas por los gobiernos hasta falsas atribuciones a figuras de autoridad.

Un ejemplo de la manipulación mediática y la elaboración de montajes es la pieza de desinformación que circuló en Colombia, cuando en 2021, a inicios de la etapa de vacunación, se difundió en redes sociales la imagen de una plantilla conocida del periódico El Tiempo con la imagen de la entonces vicepresidenta, Martha Lucía Ramírez, a quien se le atribuía erróneamente la frase: “La vacuna de Pfizer produce fiebre entre 8 y 12 días, luego de mejorar puede dejar de usar el tapabocas”. La imagen fue difundida a través de Twitter, donde ya varias personas habían comentado al respecto en contra de Ramírez.

Imagen: ColombiaCheck

 

Motivaciones y causas de la desinformación

Varios autores han estudiado las motivaciones y causas detrás de la creación y difusión de los diferentes tipos de desorden informativo en canales digitales. Algunas de estas se pueden resumir en los siguientes puntos:

  • Polarización: la división a favor y en contra de medidas tomadas por los gobiernos, como el uso de tapabocas y confinamientos.
  • Aumento del uso de plataformas: durante la cuarentena, las plataformas digitales eran el único medio de socialización, por lo que cada vez más personas hacían uso de ellas.
  • Cantidad abrumadora de información: sobre todo en los primeros meses de declaración de la pandemia, la cantidad de información aumentó significativamente, no sólo en redes sociales, también en otros medios, y esto, sumado a la expectativa de las personas, facilitó la colación de contenido poco confiable.
  • Incertidumbre: ante el desconocimiento y el miedo a lo que traería el futuro, y la desconfianza en las instituciones, incluyendo los medios de comunicación, las teorías conspirativas y explicaciones anticientíficas tuvieron más posibilidades de ser aceptadas y compartidas entre las personas.

Otros estudios han señalado que las personas tenemos predisposición a creer y buscar contenido que se alinee con nuestras creencias previas, con el riesgo de que sea falso, esta tendencia es conocida como sesgo de confirmación, y de esto depende, en la mayoría de los casos, el “éxito” del desorden informativo: de que su contenido apele a sentimientos e identidades de la mayor cantidad de personas posibles. Así asegura credibilidad y mayor difusión.

Medidas ante la desinformación

Ante el evidente flujo de desinformación sobre el Covid-19 y la vacunación, se han tomado diferentes medidas por parte de gobiernos, medios de comunicación y las empresas que administran las redes sociales. Estas medidas han estado encaminadas tanto a la prevención como a la verificación del contenido problemático.

Gobiernos como el de Colombia crearon canales exclusivos de información sobre la pandemia, incluyendo páginas web, perfiles en redes sociales, líneas telefónicas y espacios televisados. En los medios de comunicación, principalmente digitales, tomaron fuerza los verificadores o fact-checkers, que desmienten o comprueban la veracidad del contenido que circula en redes sociales y otros medios.

Imagen: elaboración propia. Imágenes de los canales exclusivos para Covid-19 en diferentes países.

Redes sociales como Facebook e Instagram empezaron a advertir sobre el contenido que podía contener desinformación. En el caso de Instagram esto es exclusivo para lo relacionado con Covid-19. En Twitter, ahora X, se implementaron medidas como la eliminación de tuits con contenido falso sobre el virus y la aparición de etiquetas sobre el contexto o posible contenido engañoso, y posteriormente se implementaron las notas de la comunidad, donde las personas pueden dejar mensajes aclaratorips sobre el contenido de cualquier tuit. En Youtube se implementó la eliminación de contenido contrario a las recomendaciones sanitarias de las autoridades, así como de videos negacionistas de la pandemia y tratamientos milagrosos.  Esta misma medida adoptó Tik Tok, además de crear una sección exclusiva en sus tendencias con información de la OMS.

Además, las principales redes sociales crearon funcionalidades para permitir a los usuarios  denunciar aquel contenido que no consideren adecuado y, por supuesto, la denuncia es revisada y posteriormente aprobada o negada por los equipos de moderadores. Otras redes, sobre todo de mensajería instantánea, como WhatsApp, Telegram y Signal tomaron medidas como limitar la cantidad de veces que puede ser difundido un mensaje, sin embargo, a nivel de moderación de contenido no se adoptaron normas.

Aunque estas medidas permitieron mitigar el desorden informativo, aún no existe una fórmula para eliminarlo por completo. Evitar su crecimiento requiere no sólo de esfuerzos individuales para entender la complejidad del problema sino  también de la cooperación de múltiples actores como instituciones, empresas, escuelas, investigadores,  y gobiernos para implementar programas educativos, regulaciones, y herramientas que permitan mitigarlo. 

Referencias:
  • Altay, S., Berriche, M., & Acerbi, A. (2023). Misinformation on misinformation: Conceptual and methodological challenges. Social Media+ Society, 9(1), https://doi.org/10.1177/20563051221150
  • García-Marín, D., & Merino-Ortego, M. (2022). Desinformación anticientífica sobre la COVID-19 difundida en Twitter en Hispanoamérica. Cuadernos. info, (52), 24-46.
  • Gutiérrez-Coba, L., Coba-Gutiérrez, P., & Gómez-Diaz, J. A. (2020). Las noticias falsas y desinformación sobre el Covid-19: análisis comparativo de seis países iberoamericanos. Revista Latina De Comunicación Social 78, 237–264.  https://doi.org/10.4185/RLCS-2020-1476
  • Masip, P., Aran-Ramspott, S., Ruiz-Caballero, C., Suau, J., Almenar, E., & Puertas-Graell, D. (2020). Consumo informativo y cobertura mediática durante el confinamiento por el Covid-19: sobreinformación, sesgo ideológico y sensacionalismo. El Profesional de La Información, 29(3).  https://doi.org/10.3145/epi.2020.may.12
  • Noain Sánchez, A. (2021). Desinformación y Covid-19: Análisis cuantitativo a través de los bulos desmentidos en Latinoamérica y España. Estudios sobre el Mensaje Periodístico, 27(3), 879-892.
  • Rabb, N., Cowen, L., de Ruiter, J.P., Scheutz, M. (2022) Cognitive cascades: How to model (and potentially counter) the spread of fake news. PLoS One, 17(1). doi: 10.1371/journal.pone.0261811.
  • Vega-Dienstmaier, J. (2020). Teorías de conspiración y desinformación en torno a la epidemia de la COVID-19. Revista de Neuro-Psiquiatría, 83(3):135-137. https://revistas.upch.edu.pe/index.php/RNP/article/view/3792

Fact-checking (verificación) en un contexto de desorden informativo

Vivimos en una sociedad de comunicación inmediata, estamos hiperconectados los unos a los otros, ya sea por redes sociales o aplicaciones de chat en las que se produce, circula y se consume la información. Según el informe Global Digital Trends se estima que para principios de este año en curso cerca de 4.76 mil millones de personas usan redes sociales, es decir, cerca del 59% de la población mundial consume y tiene acceso a plataformas digitales. Es por la masividad y el consumo mundial, que las redes sociales son el escenario ideal para la transmisión de información.

El desorden informativo agrupa la desinformación, la misinformación  y la malinformación. Cuando la información es usada de forma malintencionada, modifica su contenido, y ataca personas, grupos o gobiernos es  desinformación. Es necesario entender que en medio de una disputa política o una confrontación entre dos personas con alto poder la desinformación, puede provenir de su opositor, para desestabilizar su imagen sobre la gente. Es por esto por lo que es necesario buscar fuentes oficiales, y no caer en las trampas del desorden informativo. 

Frente a este panorama, que no es nuevo, a mediados de los 90 en Estados Unidos aparece Snopes, considerada la primera página dedicada a la recolección y comprobación de información engañosa y problemática. Snopes emerge en el año de 1994, y aunque en sus inicios se dedicaba a la verificación de información basada en leyendas urbanas, rumores y noticias, hoy en día ha evolucionado al punto en que se convirtió en una empresa que realiza actividades de fact-checking (o verificación)

Actualmente el ejercicio de Fact-Checking se ha convertido en un ejercicio periodístico que se dedica a la verificación de datos, hechos o afirmaciones. Un verificador de información es un periodista que asume esta necesidad de transparencia,  y tiene un rol de compromiso con la verdad, una información sana,  transparente y sin interés. 

Ahora bien, así como el papel del fact-checker ha crecido en un contexto de desorden informativo, la visibilidad y el alcance de la información problemática  también lo ha hecho. Las redes sociales y plataformas digitales son espacios críticos para el ejercicio del fact-checking. Redes sociales como Facebook o Twitter (ahora X) parten de un principio de libre expresión, que no necesariamente va de la mano con la verdad. Es ahí donde el verificador aparece. “El periodismo de verificación tiene el reto de articularse con estos espacios donde se propaga la desinformación no como medio o aparato de control sino como medio de confianza para el debate libre e informado”, afirma el investigador Carlos Rodriguez, de la Universidad de Ibagué en su texto “Una reflexión sobre la epistemología del fact-checking journalism: retos y dilemas”.

Desorden informativo en contextos de crisis

Durante la escritura de este texto se completaron 12 días del recrudecimiento del conflicto en la Franja de Gaza y  Palestina ocupada. Las redes sociales, los canales y medios de comunicación se han llenado de información, han tratado de comentar lo que sucede, partiendo desde un momento coyuntural, el día a día, o el origen de este conflicto. En medio de la inmediatez, las agendas políticas y las convicciones tanto de medios como de personas se han difundido varias noticias de las cuales los Facts-checkers se han tomado el tiempo y la tarea de confirmar o desvirtuar. EFE Verifica, el sistema de verificación de información de la agencia EFE ha recogido las noticias que más han generado impacto. 

Inicialmente se habló de que en medio del conflicto, el grupo armado Hamas había secuestrado a 40 niños los cuales después habrían decapitado. Esto fue difundido por cientos de medios y portales de noticias, dada la situación compleja de la zona y lo violento del ataque realizado por Hamás la información inicialmente fue dada como cierta. Sin embargo, con el paso de los días se comprobó que esta información no era cierta, no se conocieron imágenes, ni confirmaciones oficiales de este suceso. 

Esta desinformación comenzó cuando una reportera israelí aseguró haber visto los cuerpos de los menores, luego afirmó que había escuchado esto, sin embargo, nunca lo pudo comprobar. Esto termina siendo un ejemplo de cómo una situación tan compleja y deshumanizante como es la guerra y las confrontaciones bélicas terminan siendo utilizadas para incluso recrudecer más la guerra. 

Así mismo, en el contexto del conflicto que se está viviendo actualmente se ha utilizado información real, pero manipulada totalmente. El día 17 de octubre fue bombardeado un hospital en la Franja de Gaza, se estima que entre las víctimas hay por lo menos 500 personas. La responsabilidad de este atroz acto no ha sido asumida por ninguna de las partes, desde el lado palestino afirman que fue un ataque israelí, mientras que Israel ha entregado tantas versiones que genera confusión y poca solidez en su defensa. Una de las defensas dijo que había sido un cohete del propio Hamas, para esto difundieron un video en que se ve un cohete impactando contra una edificación. Este video circuló en redes, pero igualmente no se pudo determinar si la fecha del video coincide con el suceso, o si era siquiera el hospital que se menciona.

El contexto actual en el que todos juegan un papel, resalta la figura del fact-checker. En este caso, el diario estadounidense de New York Times dirigió todo un equipo de investigación, análisis de video, reporteros e investigadores en desenredar este caso. Si bien esta investigación realizada por el Times no determina quien es el responsable, sino pone a prueba el video más viralizado y logra demostrar que no corresponde al ataque del hospital Al-Ahli.

Iniciativas de fact-checking en Colombia

Por otro lado, entendiendo a los facts-checkers como agentes necesarios en la circulación de información de calidad, podemos reconocer el papel que juegan dentro de los medios de comunicación. Un estudio demostró como desde las agencias de noticias se han intensificado los esfuerzos por generar un contenido más limpio y directo para contrarrestar la desinformación y misinformación en línea. Incluso hay casos de medios de comunicación que han implementado equipos de fact-checkers dentro de sus salas de redacción, por ejemplo, La Silla Vacía en Colombia, quien cumple un papel de comprobación de información sobre todo en coyunturas políticas como debates previos a elecciones regionales o presidenciables y discursos políticos.  

Igualmente, el trabajo de los facts-checkers debe ser visibilizado por los medios de comunicación como una forma de comprometerse con la verdad y la transparencia, por ejemplo al desmentir o al rectificar una noticia. Sumado a esto, las redes sociales, son un espacio de difusión de información. Están las páginas oficiales de los medios, y por otro lado las páginas personales de los usuarios,  que quieren informar. En cualquiera de los dos espacios se pueden presentar casos de desorden informativo que afectan la comunicación. 

Igualmente, en Colombia aparte del caso ya mencionado de La Silla Vacía que asume un rol de fact-checker en contiendas electorales, existe otro proyecto de verificación de hechos y detección de noticias falsas o modificadas. Consejo de Redacción es una asociación de periodistas que fomenta  el periodismo investigativo. De ahí se desprende ColombiaCheck, un proyecto que agrupa a más de 100 periodistas con una plataforma de verificación y comprobación de hechos en el ecosistema de noticias. Este proyecto es financiado por medio de ONGs y algunos donantes de la red, como Facebook y Google.

Desde ColombiaCheck han entendido el fact-checking para la “preservación de la exactitud, transparencia e imparcialidad para salvaguardar la democracia y la responsabilidad ante los públicos”. El trabajo que realizan desde Colombia Check parte de la revisión de una afirmación, a partir de ahí se verifica la procedencia, y se contrasta la información contextualizando, buscando fuentes oficiales y finalmente realizan una clasificación entre si es verdadero, falso o cuestionable. 

Cabe aclarar que ambos portales, La Silla Vacía y ColombiaCheck pertenecen al International Fact-Checking Network, una red internacional que agrupa a los principales verificadores comprometidos con la comprobación y la transparencia de la información. Son cerca de 100 los verificadores agrupados en la IFCN en todo el mundo, y desde el 2015 trabaja en la capacitación de los verificadores. Además, la IFCN es propiedad de Poynter, una escuela de estudios del periodismo, donde recibe gran parte de su financiación, además, de la posibilidad de recibir donaciones por parte de las personas interesadas en trabajar el campo de la desinformación. 

El desafío del desorden informativo

Seguramente alguna vez has escuchado sobre las noticias falsas. ¿Has recibido alguna? Estas son solo una muestra del desorden informativo que nos podemos encontrar en redes sociales y páginas web. Aunque no es la primera vez en la historia en la que nos enfrentamos con rumores, bulos o chismes, las herramientas tecnológicas han contribuido a que fotos, videos o informaciones puedan manipularse y divulgarse rápidamente a escala masiva.

Queremos ahondar en lo que significa e implica el desorden informativo. Y para ello es importante que cuando encontramos contenido falso, manipulado o engañoso pensemos en la intención que tiene. Nos hemos guiado de los tipos de desorden informativo que propone el proyecto First Draft News, el cual fue fundado en 2015 por nueve organizaciones reunidas por Google News Lab para luchar contra la desinformación en línea.

En los ecosistemas mediáticos de los que hacemos parte encontramos los diferentes tipos de desorden informativo, que son:

  • La misinformación o información errónea: es contenido falso, pero pero la persona que la difunde cree que es cierta o no tiene la intención de causar un perjuicio. La podemos encontrar en pies de fotos, fechas, estadísticas, imágenes, traducciones y sátiras que se consideran ciertas.
  • La desinformación: la creación y difusión deliberada de información que se sabe que es falsa. Este contenido se fabrica o manipula con el propósito de crear teorías de la conspiración y rumores. También se crea con intenciones políticas, económicas, de hacer daño a un partido, un estado o una empresa.
  • La información maliciosa o malinformación: información que es verdadera, pero que se difunde para causar daño. Por ejemplo la publicación de información personal y privada que aunque verídica es utilizada para causar un perjuicio.

En el siguiente diagrama podemos ver cómo se entrelazan cada uno de los tipos de desorden informativo según su falsedad e intención de perjudicar. En el extremo de la falsedad está la misinformación, que es falsa, pero sin intención de perjudicar. En el medio está la desinformación que cumple con los criterios de ser falsa o engañosa, pero también de perjudicar. La malinformación se encuentra en el otro extremo con intenciones de manipular.

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Para explicar mejor daremos unos ejemplos relacionados con uno de los momentos en los que recibimos una gran cantidad de información que en el inicio fue difícil de verificar: la pandemia por el COVID-19.

Misinformación o información errónea

¿Cuál era el efecto de las vacunas? ¿De qué variantes nos protegían y de cuáles no? Gustavo Petro, quien ahora es presidente de Colombia publicó en su Twitter que las vacunas que llegaron a Colombia no protegían de la variante Delta. Sustentó su afirmación en declaraciones de Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos. Fauci decía que la variante podía ser transmitida por vacunados y no vacunados, lo cual no es exactamente lo que Petro interpretó: que no protegían.

ejemplos-misinformacion

Después de recibir críticas se retractó de sus afirmaciones afirmando que las vacunas “Sirven para detener la muerte y la hospitalización. Hay que vacunarse ya”. Este es un ejemplo de cómo un contenido puede contener errores involuntarios y divulgarse para alimentar el desorden informativo en forma de misinformación.

Desinformación

Sobre el efecto de las vacunas encontramos también mucha desinformación. Un ejemplo de contenido manipulado para divulgar rumores fue una imagen que afirmaba que las vacunas cambiaban el color de la sangre al contener grafeno. Mostraba dos bolsas de sangre, una de color más clara y otra de color más oscura que se le atribuía al Banco Sangre Cruz Roja”. Sobre cada bolsa están escritas unas palabras, en la de rojo más claro: “de No vacunados, sin grafeno, donable” y la de color más oscuro la marcaron como “de vacunados, con grafeno, rechazada para donar”.

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Esta imagen que circuló en muchas redes sociales y aplicaciones de mensajería fue desmentida por verificadores, pero seguramente previno a muchas personas de no vacunarse o temer que las vacunas dañaran su cuerpo.

También hubo casos de personas que advertían sobre muertes o el fin de su vida por alertar al mundo sobre los peligros de la vacunación. Un caso que podríamos clasificar como información maliciosa o malinformación es el de Andreas Noack, un alemán, que según se decía en redes sociales fue asesinado después de alertar que las vacunas contra el COVID llevan grafeno. La imagen que circulaba en publicaciones decía “No era óxido de grafeno sino hidróxido de grafeno. Son como pequeñas cuchillas muy afiladas que cortan a las personas desde dentro. Es la conclusión a la que llegó el Dr. en química Andreas Noack, y darlo a conocer le ha costado la vida”.

Efectivamente Noack era un químico alemán, pero se hizo famoso por compartir en YouTube y Telegram vídeos negacionistas sobre la pandemia y las vacunas. Además, la causa de su muerte se atribuyó a una emergencia médica en camino a un hospital. Podemos ver que esta información privada se sacó de contexto para generar desconfianza sobre las vacunas y así evitar que la gente se las aplicara.

Con los ejemplos anteriores podemos observar como el desorden informativo se genera con intenciones que parten desde la falsedad, ya sea involuntaria, hasta la intención de perjudicar para manipular.

Las categorías del desorden informativo

Para ahondar un poco más, en los tipos de desorden informativo explicaremos siete categorías de misinformación y desinformación. Esta tipología es útil para evitar  llamar a toda la información problemática “noticias falsas”. Como veremos hay un espectro de intencionalidad, de bajo a alto daño, donde se ubican las diferentes categorías.

misinformacion-y-desinformacion

  • La sátira o parodia puede ser detectada por las primeras personas que interactúan con ella, pero cuando comienza a compartirse, se olvida su conexión y origen y puede pasar por información creíble. La sátira busca ridiculizar, avergonzar o humillar a una persona por medio de la risa. Pero es importante que el público la reconozca, pues puede ser entendida superficialmente.
  • La conexión falsa se atribuye a las prácticas que sacan de tono o contexto los titulares o imágenes. Sabemos que no todo el mundo entra a leer las noticias o artículos y así se comienza a generar desorden de la información.
  • El contenido engañoso tiene el problema de que no se trata de información falsa o verdadera, sino que está llena de matices por el contexto u omisión de información. Cada vez se vuelve menos inofensivo por la cantidad de información que se produce y la imposibilidad de desmentirla.
  • El contexto falso es información verdadera, no manipulada, con una intención determinada pero que se comparte con una totalmente diferente. Podemos encontrarla en declaraciones o videos antiguos que se traen para explicar o exponer algo de la actualidad.
  • El contenido impostor se caracteriza por engañar con determinados referentes que tenemos alojados ya en nuestro cerebro. Es contenido falso o engañoso que usa logos conocidos, noticias o periodistas con reconocimiento.
  • El contenido manipulado altera la información de algo verídico. Con las inteligencias artificiales y herramientas digitales es cada vez más fácil de elaborar.
  • El contenido fabricado es por completo falso. Utiliza imágenes, titulares o descripciones para fabricar rumores.

¿Por qué existe el desorden informativo?

El desorden informativo es un problema complejo que afecta a las sociedades contemporáneas, cuyos efectos, causas y dinámicas están siendo investigado desde múltiples disciplinas. Guallar y otros investigadores han estudiado los medios de comunicación, redes sociales y servicios de mensajería para observar en qué temáticas esta más extendida la falta de rigurosidad informativa. Las temáticas de desinformación halladas fueron política, ciencia y salud, impactos económicos y medio ambiente en formatos de narraciones, memes, sitios web e identidades inventadas, imágenes y videos alterados o descontextualizados.

De acuerdo con con Altay, Beriche y Acerbi las personas leen y comparten en redes sociales desinformación para socializar, para expresar escepticismo, indignación o enojo, para señalar la pertenencia a un grupo, o simplemente para divertirse. Siguiendo a Wagner y Boczkowski, estos investigadores afirman que este comportamiento “muestra formas de negociación y resignificación de contenido falso”. Según estos investigadores las creencias erróneas son una racionalización de actitudes preexistentes como la desconfianza hacia las instituciones.

El desorden informativo  puede estar ligado a problemas socioeconómicos y psicológicos más profundos. Su estudio y seguimiento no solamente es responsabilidad de las instituciones o medios de comunicación. Los públicos y audiencias también debe ser críticos de la información que consumen y difunden. Vivimos en un constante desorden informativo y reconocer su existencia puede ayudarnos a no sucumbir en él. Un primer paso es entender las diferentes tipologías de información problemática que hacen parte del desorden informativo.

Referencias

  • Altay, S., Berriche, M., & Acerbi, A. (2023). Misinformation on misinformation: Conceptual and methodological challenges. Social Media+ Society, 9(1), 20563051221150412.
  • Guallar, J,. Codina, L., Freixa, P. & Pérez-Montoro, M. (2020). Desinformación, bulos, curación y verificación. Revisión de estudios en Iberoamérica 2017- 2020. TELOS: Revista de Estudios Interdisciplinarios en Ciencias Sociales, 22(3). 595-613.

Talleres exploratorios Edupolis: Semillero interuniversitario para la formación de política y digital

EDUPOLIS es una iniciativa conjunta del Centro para la Educación Política (CEP) y el Centro de Internet y Sociedad de la Universidad del Rosario (ISUR). Nos proponemos fomentar la educación política, tanto a nivel individual como colectivo, en la Universidad Nacional de Colombia (sede Bogotá) y la Universidad del Rosario.

Esta iniciativa concentra sus esfuerzos en fortalecer la participación ciudadana y promover el bienestar en los campus de ambas universidades, centrándose en dos temas críticos de la era post-COVID-19: la protesta social y la salud mental.

Fase 1:

Talleres exploratorios

En noviembre de 2023, llevaremos a cabo dos talleres exploratorios en cada universidad, centrándonos en los ejes temáticos de protesta social y salud mental. Estos talleres tienen como objetivo identificar las necesidades, problemáticas y expectativas de los estudiantes. La información recopilada en estos talleres serán los insumos fundamentales para diseñar una ruta específica de formación y aprendizaje, y para constituir el semillero de investigación.

 

          Universidad Nacional de Colombia

9 y 23 de noviembre 2023

Universidad del Rosario

    17 y 28 de noviembre 2023

¿Qué exploraremos en los talleres?

Salud Mental

UNAL: 9 de noviembre, 4:30 – 6:30 pm

Aula Viva, al lado de los Invernaderos de Agronomía

U. Rosario: 17 de noviembre, 4:30 – 6:30 pm

Claustro, Sala de Audiencias, Fac. de Jurisprudencia

Este taller se enfoca en explorar los pensamientos, sentimientos y acciones que impactan el bienestar de la comunidad universitaria.

Abordaremos temas como ansiedad, miedo, problemas de sueño o alimentación relacionados con la vida estudiantil. También examinaremos el uso de alimentos, bebidas y otras sustancias para afrontar la carga académica, así como la sensación de ser violentado/a, minimizado/a o acomplejado/a por comentarios sobre la corporalidad.

FORMULARIO DE INSCRIPCIÓN

 

Protesta Social

UNAL: 23 de noviembre, 4:30 – 6:30 pm

Aula Viva, al lado de los Invernaderos de Agronomía

U. Rosario: 28 de noviembre, 9:00 – 11:30 am

Claustro, Casur, salón 606

Este taller tiene como objetivo identificar los vacíos y desafíos que pueden existir para que los ciudadanos/as participen en las decisiones que afectan nuestra gobernanza.

Exploraremos la manera de llegar a acuerdos con diversas perspectivas, cómo dar visibilidad a las voces marginadas, y lograr que la mayoría se sienta representada. También abordaremos la importancia de escucharnos mutuamente.

FORMULARIO DE INSCRIPCIÓN

 

Una iniciativa de ISUR y el Centro para la Educación Política.

Para mas información visita: https://centroisur.co/semillero-interuniversitario-para-la-educacion-politica-y-digital-edupolis/

Semillero interuniversitario para la educación política y digital – EDUPOLIS

EDUPOLIS es una iniciativa conjunta del Centro de Internet y Sociedad de la Universidad del Rosario (ISUR) y el Centro para la Educación Política (CEP). Nos proponemos fomentar la educación política, tanto a nivel individual como colectivo, en la Universidad del Rosario y la Universidad Nacional de Colombia (sede Bogotá) .

Esta iniciativa concentra sus esfuerzos en fortalecer la participación ciudadana y promover el bienestar en los campus de ambas universidades, centrándose en dos temas críticos de la era post-COVID-19: la protesta social y la salud mental.

Proyecto EDUPOLIS: Semillero interuniversitario para la educación política y digital

Centro para la Educación Política (CEP) – Centro de Internet y Sociedad (ISUR)
Vicerrectorías de Investigación, Universidad Nacional de Colombia (sede Bogotá) y Universidad del Rosario, 2023-2024

EDUPOLIS surge como respuesta a los rápidos cambios que la juventud colombiana ha experimentado en la era post COVID-19. Las manifestaciones de descontento y las restricciones de movilidad dieron lugar a nuevas formas de acción política, marcadas por eventos callejeros y la difusión de discursos en redes sociales. Este contexto también se ha evidenciado un creciente deterioro de la salud mental entre los jóvenes.

Nuestro enfoque se centra en el aprendizaje colectivo y en la construcción de competencias esenciales para abordar los desafíos sociales. Los participantes en el semillero desarrollan nuevas habilidades y conocimientos a través del uso de metodologías ágiles. Estas metodologías están diseñadas para identificar y fomentar prácticas de buena gobernanza y bienestar, ya incipientes en la comunidad universitaria. Además, EDUPOLIS promueve el trabajo interdisciplinario en entornos propicios para la experimentación y el diálogo, proporcionando herramientas prácticas para abordar problemas y colaborar en la creación de soluciones y acciones concretas.

¿Cómo lo haremos?

2023-II

Talleres Exploratorios:
Entre octubre y noviembre de 2023, se llevarán a cabo dos talleres exploratorios en cada universidad, centrándose en los ejes temáticos de protesta social y salud mental. Estos talleres tienen como objetivo identificar las necesidades, problemáticas y expectativas de los estudiantes. La información recopilada en estos talleres serán los insumos fundamentales para diseñar una ruta específica de formación y aprendizaje, y para constituir el semillero de investigación.

2024-I

Laboratorios Ciudadanos de Educación Política y Digital:
En el primer semestre de 2024, se iniciará el proceso de formación y aprendizaje colaborativo a través de los «Laboratorios Ciudadanos de Educación Política y Digital». Estos laboratorios involucrarán a los participantes del semillero, así como a otros actores de la vida universitaria y la sociedad civil. Se abordarán problemáticas comunes y se profundizará en sus fundamentos, buscando «otras formas de hacer» que conduzcan a la generación de propuestas de solución.

Repositorio en Línea y Foro:
Previo al cierre del primer semestre de 2024, se construirá un repositorio en línea abierto que contendrá toda la documentación del proceso, así como la creación de materiales multimedia. Además, se llevará a cabo un Foro para el debate, la presentación de experiencias y la articulación en red en torno a salud mental y protesta social.

 

Equipo

Co-director: Prof. Alexis De Greiff, Facultad de Ciencias Humanas UNAL; director del Centro para la Educación Política (CEP)

Co-director: Prof. Julio Gaitán, Facultad de Jurisprudencia, Universidad del Rosario; director de ISUR

Coordinación técnica y de gestión: Natalia Rebetéz, CEP-UNAL

Coordinación administrativa y de gestión: Alejandra Palacios ISUR – UR

Co-investigador: Prof. Clèment Roux, Facultad de Ciencias Humanas, CEP-UNAL

Co-investigador: Prof. Andrés Sicard, Facultad de Artes, CEP-UNAL

Co-investigadora: Sara Idarraga, psicóloga, estudiante de Maestría en Educación, CEP-UNAL

Co-investigadora: Lina Palacios, abogada, investigadora ISUR-UR

Facilitadora y apoyo en la gestión: Laura Osorio, abogada, asistente de investigación ISUR-UR

Diseño gráfico y comunicación visual: Manuela González, estudiante avanzada de Diseño Gráfico, Taller 5, CEP-UNAL

 

Inicia la co-creación de la Caja de Herramientas (Toolkit) entre comunidades indígenas y productores de medios audiovisuales

Nuestro proyecto avanza y con él, aumentan nuestras expectativas y la participación de las comunidades en todas nuestras actividades.

 

Una vez finalizadas las visitas a los cinco pueblos indígenas que hacen parte de nuestro proyecto: Wayuu, Embera, Nasa, Pastos y Zenú, es hora de iniciar nuestra etapa de trabajo colaborativo a partir del diseño y puesta en marcha de los dos pilotos de interlocución y de co-creación, propuestos con el fin último de aumentar la representación de las comunidades indígenas en los sistemas de medios públicos y privados del país y dejar a disposición de todos los interesados, un instrumento que integrará conocimientos técnicos con la multiculturalidad que caracteriza a nuestro país.

 

Para lograr este objetivo, iniciamos una fase de convocatoria a grupos focales y espacios de intercambio de conocimientos, que no solo nos permitirá materializar espacios de encuentro entre la oferta y demanda (productores y comunidades); sino también, la efectiva integración de contextos locales y sociales específicos que contribuyen a la visibilidad, empoderamiento y aprendizaje de las comunidades indígenas de nuestro país.

 

Es por esto que invitamos a las comunidades, productores, medios alternativos de comunicación (públicos y privados) y a las instituciones de orden nacional y regional, a participar de estos espacios y a promover la producción audiovisual indígena, sumando sus voces y protagonistas a la realidad de nuestra Colombia, diversa y multicultural.

 

La primera jornada de intercambio de saberes, programada para el día 30 de marzo en las instalaciones de la Universidad del Rosario, permitirá identificar la ruta más adecuada en la formulación de nuestros pilotos de co-creación, en los cuales se incluirá se permitirá el aprendizaje y fortalecimiento de narrativas transmedia, fotografía, video y edición en programas de software libre, con el propósito de generar en las poblaciones receptoras habilidades que permitan el uso de infraestructuras simples, ya existentes en los territorios, para la producción de contenidos apropiados y pertinentes, que reflejen las necesidades y agendas locales de comunicación, y en los que las personas y comunidades se sientan representadas en el ecosistema comunicativo transmedia.

 

Si decides hacer parte de estas jornadas confirma tu asistencia en el siguiente correo isur@urosario.edu.co

 

Para ampliar la información de nuestro proyecto, visita nuestro sitio web:

https://centroisur.co/caja-herramientas-promover-participacion-indigena-sistema-medios- audiovisuales/

 

Y nuestras redes sociales:

 

Caja de herramientas para promover la participación indígena en el sistema de medios audiovisuales

De acuerdo con el censo del DANE del 2018, en Colombia hay 1.905.617 de personas que se reconocen como indígenas y la mayoría pertenecen a las comunidades Wayuu, Zenú, Nasa, Pastos y Emberá Chamí, cerca de un 80% entienden su lengua, pero no saben hablarla e identifican problemas de cultura y supervivencia de sus comunidades en el contexto actual.

 

Según la exploración documental realizada por ISUR, las comunidades indígenas en Colombia no se sienten representadas en los medios audiovisuales. A pesar de que el país cuenta con más de 1500 emisoras, 50 canales de televisión (públicos y privados) y más de 50 periódicos, los medios son poco plurales para las comunidades indígenas en un país de más de 50 millones de habitantes; se infiere que la falta de participación en los sistemas de medios por parte de estas comunidades se da principalmente por la ausencia de información y conocimiento sobre cómo acceder a ellos.

 

En respuesta a ello, surge la necesidad de establecer una herramienta digital que le permita a los productores indígenas y realizadores comerciales generar contenido audiovisual, crear un punto de encuentro entre la oferta y la demanda que represente la realidad de los pueblos indígenas colombianos. El aplicativo “Caja de Herramientas” será construido con información relevante recopilada de los pueblos indígenas Wayuu, Zenú, Nasa, Pastos, y Emberá Chamí, los cuales, según el DANE, son los más representativos en población.

 

Las comunidades indígenas tendrán un papel activo en nuestras actividades, participando de grupos focales, producción de contenido in situ y en su posterior socialización en eventos académicos. Nuestro equipo de trabajo estará dispuesto a prestar el acompañamiento necesario para cumplir con cada objetivo propuesto y culminar con la producción y divulgación de nuestros pilotos documentales”, precisó Julio Gaitán Bohórquez, director de ISUR.

 

En el marco del diseño de la Caja de Herramientas, ISUR y sus aliados desarrollarán talleres de formación en narrativas transmedia, fotografía, video y edición en programas de software libre, con el propósito de generar en las poblaciones receptoras habilidades que permitan el uso de infraestructuras simples, ya existentes en los territorios, para la producción de contenidos apropiados, pertinentes, que reflejen las necesidades y agendas locales de comunicación, y en los que las personas y comunidades se sientan representadas en el ecosistema comunicativo transmedia.

 

El proyecto contempla dos fases clave, además de la capacidad instalada que dejará en los entornos sociales que intervendrá: la primera, el levantamiento y recolección de información de los cinco pueblos indígenas para alimentar el diseño de la herramienta digital y, la segunda, el desarrollo la Caja de Herramientas para garantizar la participación de las comunidades indígenas en el Sistema de Medios Audiovisuales. Los resultados se presentarán en 2023.

 

Cinco propuestas para pensar el emprendimiento y la innovación social en Bogotá

En este artículo, que concluye nuestra serie Jóvenes e Innovación Social Digital, ofrecemos propuestas para reflexionar desde la academia y las políticas públicas acerca del emprendimiento social en Bogotá.

 

El ecosistema bogotano de emprendimiento e innovación social es emergente, desigual y está en constante cambio. Ese es, en síntesis, el panorama que encontramos en el proyecto Jóvenes e Innovación Social Digital que condujo el Centro de Internet y Sociedad de la Universidad del Rosario (ISUR) entre 2019 y 2022. Mediante una revisión bibliográfica, un ejercicio de mapeo de actores y entrevistas hemos documentado interesantes casos de jóvenes que usan las tecnologías digitales para crear organizaciones híbridas y flexibles que son difíciles de encasillar en las tipologías tradicionales del emprendimiento.

 

Se trata de una comunidad que busca reconocimiento, soporte e impulso para salir adelante en un ecosistema al que percibe como burocrático y poco amigable con el emprendimiento social. En un contexto en el que las tecnologías cambian aceleradamente y el mercado laboral demanda una capacitación técnica permanente, los jóvenes emprendedores sociales valoran la adquisición de habilidades blandas como el trabajo en equipo o la resiliencia y usan estrategias para adaptarse, para afrontar las múltiples brechas digitales y para llevar sus servicios a sectores del país que carecen de una conectividad adecuada.

 

Para aportar a la discusión sobre el emprendimiento y la innovación social en Colombia, en este artículo ofrecemos –a modo de conclusión– cinco propuestas que pueden ser recogidas por la comunidad académica o por los tomadores de decisiones en políticas públicas. Estas acciones pueden orientarse hacia:

 

    1. La identificación y clasificación de los emprendimientos sociales en Bogotá. Como mencionamos en un artículo anterior, en el país no existe una plataforma digital que agrupe, sistematice y visibilice los emprendimientos sociales en directorios o bases de datos. Aunque algunas organizaciones no gubernamentales han hecho esfuerzos en ese sentido, hace falta promover más proyectos de caracterización y creación de conocimiento. Esta tarea es compleja por la gran variedad de actividades que agrupa el emprendimiento social y por la falta de consenso acerca de la naturaleza de esta comunidad. La reciente promulgación de la Ley del Emprendimiento Social (Ley 2234) puede ofrecer el marco propicio para esta labor de clasificación.
    2. La evaluación de los modelos societarios más apropiados para el emprendimiento social. Uno de los principales retos del emprendimiento social es la sostenibilidad financiera y la consolidación de un modelo de negocio aceptable. Como señala la radiografía de la ONG RECON del 2020, más del 50% de 527 emprendedores sociales colombianos encuestados no percibe ingresos ni utilidades mensuales procedentes de su negocio. En las entrevistas realizadas en este proyecto, los emprendedores sociales han señalado que el tipo de sociedad que adopta una organización (que puede optar por varias figuras como las Sociedad por Acciones Simplificada o la Entidad sin Ánimo de Lucro) repercute directamente en las estrategias de financiamiento. Sugerimos revisar las ventajas o desventajas de estos modelos desde la perspectiva del derecho societario, de los mecanismos de fundraising especializados en el sector sin fines de lucro y, sobre todo, desde las nuevas tendencias del trabajo en el entorno digital.
    3. Plantear nuevas alfabetizaciones dirigidas hacia los emprendedores. Las desigualdades en el acceso, uso y aprovechamiento de las TIC, así como la dependencia de instraestructuras digitales que provienen del llamado Norte Global son temas de interés para los emprendedores y que pueden ser abordados desde la academia. Asimismo, desde el sector público y los organismos de apoyo al emprendimiento pueden plantearse programas de alfabetización financiera que orienten a los jóvenes en su trayectoria. Como señaló Joanna Prieto, cofundadora de Geek Girls Latam, la falta de profesionalización, de educación financiera y de competencias empresariales son obstáculos reales para el crecimiento de los emprendimientos sociales en Colombia.
    4. Razonar la brecha tecnológica del emprendimiento social. En esta investigación hemos encontrado que los emprendimientos sociales, a diferencia de los emprendimientos con fines de lucro, no suelen especializarse en el campo tecnológico. Es importante indagar sobre esta tendencia y entender de qué forma afecta a la solución de problemáticas sociales. Para este efecto, habría que analizar qué barreras sociales, económicas o culturales limitan el acceso de los jóvenes colombianos a los conocimientos exigidos por la economía digital. Una línea de investigación posible tiene que ver con la demanda contemporánea de capacitación permanente, en la que la educación se concibe como un proceso para toda la vida y en la que se espera de los trabajadores una alta flexibilidad y resiliencia para circular de puesto en puesto en un entorno cada vez más precario.
    5. Entender al emprendimiento social como fenómeno cultural. Varios teóricos encuentran en el emprendimiento social una estrategia de supervivencia del sector sin fines de lucro en un contexto de desmantelamiento progresivo del Estado de Bienestar. Esta adaptación ha implicado un traslado de las técnicas administrativas y gerenciales del emprendimiento convencional hacia el terreno social. Pero además de las técnicas, también se ha trasladado una ética emprendedora que la teórica Eva Illouz llama capitalismo emocional, un proceso cultural que moldea las relaciones económicas y sociales. Desde el análisis del discurso y la psicología de las organizaciones se pueden explorar las narrativas que enarbola la ética emprendedora para detectar qué prácticas promueve (como cierta romantización del individualismo) y cuáles oculta.

Por último, compartimos el reporte de investigación: Jóvenes y Emprendimiento Social Digital: Mapeando el ecosistema de innovación en Bogotá, 2019-2022. Este reporte recopila los hallazgos, métodos, marco teórico y detalla el proceso de investigación que realizamos en el proyecto Jóvenes e Innovación Social Digital entre 2019 y 2022.