Semillero interuniversitario para la educación política y digital – EDUPOLIS

EDUPOLIS es una iniciativa conjunta del Centro de Internet y Sociedad de la Universidad del Rosario (ISUR) y el Centro para la Educación Política (CEP). Nos proponemos fomentar la educación política, tanto a nivel individual como colectivo, en la Universidad del Rosario y la Universidad Nacional de Colombia (sede Bogotá) .

Esta iniciativa concentra sus esfuerzos en fortalecer la participación ciudadana y promover el bienestar en los campus de ambas universidades, centrándose en dos temas críticos de la era post-COVID-19: la protesta social y la salud mental.

Proyecto EDUPOLIS: Semillero interuniversitario para la educación política y digital

Centro para la Educación Política (CEP) – Centro de Internet y Sociedad (ISUR)
Vicerrectorías de Investigación, Universidad Nacional de Colombia (sede Bogotá) y Universidad del Rosario, 2023-2024

EDUPOLIS surge como respuesta a los rápidos cambios que la juventud colombiana ha experimentado en la era post COVID-19. Las manifestaciones de descontento y las restricciones de movilidad dieron lugar a nuevas formas de acción política, marcadas por eventos callejeros y la difusión de discursos en redes sociales. Este contexto también se ha evidenciado un creciente deterioro de la salud mental entre los jóvenes.

Nuestro enfoque se centra en el aprendizaje colectivo y en la construcción de competencias esenciales para abordar los desafíos sociales. Los participantes en el semillero desarrollan nuevas habilidades y conocimientos a través del uso de metodologías ágiles. Estas metodologías están diseñadas para identificar y fomentar prácticas de buena gobernanza y bienestar, ya incipientes en la comunidad universitaria. Además, EDUPOLIS promueve el trabajo interdisciplinario en entornos propicios para la experimentación y el diálogo, proporcionando herramientas prácticas para abordar problemas y colaborar en la creación de soluciones y acciones concretas.

¿Cómo lo haremos?

2023-II

Talleres Exploratorios:
Entre octubre y noviembre de 2023, se llevarán a cabo dos talleres exploratorios en cada universidad, centrándose en los ejes temáticos de protesta social y salud mental. Estos talleres tienen como objetivo identificar las necesidades, problemáticas y expectativas de los estudiantes. La información recopilada en estos talleres serán los insumos fundamentales para diseñar una ruta específica de formación y aprendizaje, y para constituir el semillero de investigación.

2024-I

Laboratorios Ciudadanos de Educación Política y Digital:
En el primer semestre de 2024, se iniciará el proceso de formación y aprendizaje colaborativo a través de los «Laboratorios Ciudadanos de Educación Política y Digital». Estos laboratorios involucrarán a los participantes del semillero, así como a otros actores de la vida universitaria y la sociedad civil. Se abordarán problemáticas comunes y se profundizará en sus fundamentos, buscando «otras formas de hacer» que conduzcan a la generación de propuestas de solución.

Repositorio en Línea y Foro:
Previo al cierre del primer semestre de 2024, se construirá un repositorio en línea abierto que contendrá toda la documentación del proceso, así como la creación de materiales multimedia. Además, se llevará a cabo un Foro para el debate, la presentación de experiencias y la articulación en red en torno a salud mental y protesta social.

 

Equipo

Co-director: Prof. Alexis De Greiff, Facultad de Ciencias Humanas UNAL; director del Centro para la Educación Política (CEP)

Co-director: Prof. Julio Gaitán, Facultad de Jurisprudencia, Universidad del Rosario; director de ISUR

Coordinación técnica y de gestión: Natalia Rebetéz, CEP-UNAL

Coordinación administrativa y de gestión: Alejandra Palacios ISUR – UR

Co-investigador: Prof. Clèment Roux, Facultad de Ciencias Humanas, CEP-UNAL

Co-investigador: Prof. Andrés Sicard, Facultad de Artes, CEP-UNAL

Co-investigadora: Sara Idarraga, psicóloga, estudiante de Maestría en Educación, CEP-UNAL

Co-investigadora: Lina Palacios, abogada, investigadora ISUR-UR

Facilitadora y apoyo en la gestión: Laura Osorio, abogada, asistente de investigación ISUR-UR

Diseño gráfico y comunicación visual: Manuela González, estudiante avanzada de Diseño Gráfico, Taller 5, CEP-UNAL

 

Inicia la co-creación de la Caja de Herramientas (Toolkit) entre comunidades indígenas y productores de medios audiovisuales

Nuestro proyecto avanza y con él, aumentan nuestras expectativas y la participación de las comunidades en todas nuestras actividades.

 

Una vez finalizadas las visitas a los cinco pueblos indígenas que hacen parte de nuestro proyecto: Wayuu, Embera, Nasa, Pastos y Zenú, es hora de iniciar nuestra etapa de trabajo colaborativo a partir del diseño y puesta en marcha de los dos pilotos de interlocución y de co-creación, propuestos con el fin último de aumentar la representación de las comunidades indígenas en los sistemas de medios públicos y privados del país y dejar a disposición de todos los interesados, un instrumento que integrará conocimientos técnicos con la multiculturalidad que caracteriza a nuestro país.

 

Para lograr este objetivo, iniciamos una fase de convocatoria a grupos focales y espacios de intercambio de conocimientos, que no solo nos permitirá materializar espacios de encuentro entre la oferta y demanda (productores y comunidades); sino también, la efectiva integración de contextos locales y sociales específicos que contribuyen a la visibilidad, empoderamiento y aprendizaje de las comunidades indígenas de nuestro país.

 

Es por esto que invitamos a las comunidades, productores, medios alternativos de comunicación (públicos y privados) y a las instituciones de orden nacional y regional, a participar de estos espacios y a promover la producción audiovisual indígena, sumando sus voces y protagonistas a la realidad de nuestra Colombia, diversa y multicultural.

 

La primera jornada de intercambio de saberes, programada para el día 30 de marzo en las instalaciones de la Universidad del Rosario, permitirá identificar la ruta más adecuada en la formulación de nuestros pilotos de co-creación, en los cuales se incluirá se permitirá el aprendizaje y fortalecimiento de narrativas transmedia, fotografía, video y edición en programas de software libre, con el propósito de generar en las poblaciones receptoras habilidades que permitan el uso de infraestructuras simples, ya existentes en los territorios, para la producción de contenidos apropiados y pertinentes, que reflejen las necesidades y agendas locales de comunicación, y en los que las personas y comunidades se sientan representadas en el ecosistema comunicativo transmedia.

 

Si decides hacer parte de estas jornadas confirma tu asistencia en el siguiente correo isur@urosario.edu.co

 

Para ampliar la información de nuestro proyecto, visita nuestro sitio web:

https://centroisur.co/caja-herramientas-promover-participacion-indigena-sistema-medios- audiovisuales/

 

Y nuestras redes sociales:

 

Caja de herramientas para promover la participación indígena en el sistema de medios audiovisuales

De acuerdo con el censo del DANE del 2018, en Colombia hay 1.905.617 de personas que se reconocen como indígenas y la mayoría pertenecen a las comunidades Wayuu, Zenú, Nasa, Pastos y Emberá Chamí, cerca de un 80% entienden su lengua, pero no saben hablarla e identifican problemas de cultura y supervivencia de sus comunidades en el contexto actual.

 

Según la exploración documental realizada por ISUR, las comunidades indígenas en Colombia no se sienten representadas en los medios audiovisuales. A pesar de que el país cuenta con más de 1500 emisoras, 50 canales de televisión (públicos y privados) y más de 50 periódicos, los medios son poco plurales para las comunidades indígenas en un país de más de 50 millones de habitantes; se infiere que la falta de participación en los sistemas de medios por parte de estas comunidades se da principalmente por la ausencia de información y conocimiento sobre cómo acceder a ellos.

 

En respuesta a ello, surge la necesidad de establecer una herramienta digital que le permita a los productores indígenas y realizadores comerciales generar contenido audiovisual, crear un punto de encuentro entre la oferta y la demanda que represente la realidad de los pueblos indígenas colombianos. El aplicativo “Caja de Herramientas” será construido con información relevante recopilada de los pueblos indígenas Wayuu, Zenú, Nasa, Pastos, y Emberá Chamí, los cuales, según el DANE, son los más representativos en población.

 

Las comunidades indígenas tendrán un papel activo en nuestras actividades, participando de grupos focales, producción de contenido in situ y en su posterior socialización en eventos académicos. Nuestro equipo de trabajo estará dispuesto a prestar el acompañamiento necesario para cumplir con cada objetivo propuesto y culminar con la producción y divulgación de nuestros pilotos documentales”, precisó Julio Gaitán Bohórquez, director de ISUR.

 

En el marco del diseño de la Caja de Herramientas, ISUR y sus aliados desarrollarán talleres de formación en narrativas transmedia, fotografía, video y edición en programas de software libre, con el propósito de generar en las poblaciones receptoras habilidades que permitan el uso de infraestructuras simples, ya existentes en los territorios, para la producción de contenidos apropiados, pertinentes, que reflejen las necesidades y agendas locales de comunicación, y en los que las personas y comunidades se sientan representadas en el ecosistema comunicativo transmedia.

 

El proyecto contempla dos fases clave, además de la capacidad instalada que dejará en los entornos sociales que intervendrá: la primera, el levantamiento y recolección de información de los cinco pueblos indígenas para alimentar el diseño de la herramienta digital y, la segunda, el desarrollo la Caja de Herramientas para garantizar la participación de las comunidades indígenas en el Sistema de Medios Audiovisuales. Los resultados se presentarán en 2023.

 

Cinco propuestas para pensar el emprendimiento y la innovación social en Bogotá

En este artículo, que concluye nuestra serie Jóvenes e Innovación Social Digital, ofrecemos propuestas para reflexionar desde la academia y las políticas públicas acerca del emprendimiento social en Bogotá.

 

El ecosistema bogotano de emprendimiento e innovación social es emergente, desigual y está en constante cambio. Ese es, en síntesis, el panorama que encontramos en el proyecto Jóvenes e Innovación Social Digital que condujo el Centro de Internet y Sociedad de la Universidad del Rosario (ISUR) entre 2019 y 2022. Mediante una revisión bibliográfica, un ejercicio de mapeo de actores y entrevistas hemos documentado interesantes casos de jóvenes que usan las tecnologías digitales para crear organizaciones híbridas y flexibles que son difíciles de encasillar en las tipologías tradicionales del emprendimiento.

 

Se trata de una comunidad que busca reconocimiento, soporte e impulso para salir adelante en un ecosistema al que percibe como burocrático y poco amigable con el emprendimiento social. En un contexto en el que las tecnologías cambian aceleradamente y el mercado laboral demanda una capacitación técnica permanente, los jóvenes emprendedores sociales valoran la adquisición de habilidades blandas como el trabajo en equipo o la resiliencia y usan estrategias para adaptarse, para afrontar las múltiples brechas digitales y para llevar sus servicios a sectores del país que carecen de una conectividad adecuada.

 

Para aportar a la discusión sobre el emprendimiento y la innovación social en Colombia, en este artículo ofrecemos –a modo de conclusión– cinco propuestas que pueden ser recogidas por la comunidad académica o por los tomadores de decisiones en políticas públicas. Estas acciones pueden orientarse hacia:

 

    1. La identificación y clasificación de los emprendimientos sociales en Bogotá. Como mencionamos en un artículo anterior, en el país no existe una plataforma digital que agrupe, sistematice y visibilice los emprendimientos sociales en directorios o bases de datos. Aunque algunas organizaciones no gubernamentales han hecho esfuerzos en ese sentido, hace falta promover más proyectos de caracterización y creación de conocimiento. Esta tarea es compleja por la gran variedad de actividades que agrupa el emprendimiento social y por la falta de consenso acerca de la naturaleza de esta comunidad. La reciente promulgación de la Ley del Emprendimiento Social (Ley 2234) puede ofrecer el marco propicio para esta labor de clasificación.
    2. La evaluación de los modelos societarios más apropiados para el emprendimiento social. Uno de los principales retos del emprendimiento social es la sostenibilidad financiera y la consolidación de un modelo de negocio aceptable. Como señala la radiografía de la ONG RECON del 2020, más del 50% de 527 emprendedores sociales colombianos encuestados no percibe ingresos ni utilidades mensuales procedentes de su negocio. En las entrevistas realizadas en este proyecto, los emprendedores sociales han señalado que el tipo de sociedad que adopta una organización (que puede optar por varias figuras como las Sociedad por Acciones Simplificada o la Entidad sin Ánimo de Lucro) repercute directamente en las estrategias de financiamiento. Sugerimos revisar las ventajas o desventajas de estos modelos desde la perspectiva del derecho societario, de los mecanismos de fundraising especializados en el sector sin fines de lucro y, sobre todo, desde las nuevas tendencias del trabajo en el entorno digital.
    3. Plantear nuevas alfabetizaciones dirigidas hacia los emprendedores. Las desigualdades en el acceso, uso y aprovechamiento de las TIC, así como la dependencia de instraestructuras digitales que provienen del llamado Norte Global son temas de interés para los emprendedores y que pueden ser abordados desde la academia. Asimismo, desde el sector público y los organismos de apoyo al emprendimiento pueden plantearse programas de alfabetización financiera que orienten a los jóvenes en su trayectoria. Como señaló Joanna Prieto, cofundadora de Geek Girls Latam, la falta de profesionalización, de educación financiera y de competencias empresariales son obstáculos reales para el crecimiento de los emprendimientos sociales en Colombia.
    4. Razonar la brecha tecnológica del emprendimiento social. En esta investigación hemos encontrado que los emprendimientos sociales, a diferencia de los emprendimientos con fines de lucro, no suelen especializarse en el campo tecnológico. Es importante indagar sobre esta tendencia y entender de qué forma afecta a la solución de problemáticas sociales. Para este efecto, habría que analizar qué barreras sociales, económicas o culturales limitan el acceso de los jóvenes colombianos a los conocimientos exigidos por la economía digital. Una línea de investigación posible tiene que ver con la demanda contemporánea de capacitación permanente, en la que la educación se concibe como un proceso para toda la vida y en la que se espera de los trabajadores una alta flexibilidad y resiliencia para circular de puesto en puesto en un entorno cada vez más precario.
    5. Entender al emprendimiento social como fenómeno cultural. Varios teóricos encuentran en el emprendimiento social una estrategia de supervivencia del sector sin fines de lucro en un contexto de desmantelamiento progresivo del Estado de Bienestar. Esta adaptación ha implicado un traslado de las técnicas administrativas y gerenciales del emprendimiento convencional hacia el terreno social. Pero además de las técnicas, también se ha trasladado una ética emprendedora que la teórica Eva Illouz llama capitalismo emocional, un proceso cultural que moldea las relaciones económicas y sociales. Desde el análisis del discurso y la psicología de las organizaciones se pueden explorar las narrativas que enarbola la ética emprendedora para detectar qué prácticas promueve (como cierta romantización del individualismo) y cuáles oculta.

Por último, compartimos el reporte de investigación: Jóvenes y Emprendimiento Social Digital: Mapeando el ecosistema de innovación en Bogotá, 2019-2022. Este reporte recopila los hallazgos, métodos, marco teórico y detalla el proceso de investigación que realizamos en el proyecto Jóvenes e Innovación Social Digital entre 2019 y 2022.

Nuevo proyecto para garantizar la participación de comunidades indígenas en los sistemas de medios audiovisuales

Ha iniciado nuestro proyecto “Caja de Herramientas (Toolkit) para garantizar la participación de comunidades indígenas en los sistemas de medios audiovisuales” y, con él, el momento de poner en marcha todas nuestras ideas, propósitos y trabajo colaborativo de la mano de las comunidades que nos acompañarán y serán protagonistas, no solo de cada producto audiovisual, sino de cada encuentro en territorio y de cada espacio de aprendizaje.

 

Nuestro Proyecto tiene por objetivo impulsar la representación de las comunidades indígenas en los sistemas de medios públicos y privados del país. Este propósito se realizará a partir del diseño y puesta en marcha de dos pilotos de interlocución y de co-creación que harán uso de una caja de herramientas que será diseñada y desarrollada conjuntamente por las comunidades y los productores de contenidos audiovisuales, materializando en los espacios de encuentro entre la oferta y demanda, la efectiva integración a contextos locales y sociales específicos que contribuyen a la visibilidad, empoderamiento y aprendizaje de las comunidades. De esta manera, nuestra Toolkit se convertirá en una herramienta que estará a disposición de todos los interesados (comunidades, productores, académicos) y que integrará conocimientos técnicos con la multiculturalidad que caracteriza a nuestro país.

 

Las comunidades Wayuu, Embera, Nasa, Pastos y Zenu, tendrán un papel activo en nuestras actividades, participando de grupos focales, producción de contenido in situ y en su posterior socialización en eventos académicos. Nuestro equipo de trabajo estará dispuesto a prestar el acompañamiento necesario para cumplir con cada objetivo propuesto y culminar con la producción y divulgación de nuestros pilotos documentales: productores y comunidades. Nos enfrentamos a diferentes riesgos en la ejecución, algunos de carácter ambiental, logístico, de orden público, los cuales esperamos asumir con compromiso y resiliencia.

 

Hoy, desde la Dirección del proyecto damos la bienvenida a un camino lleno de aprendizajes y expectativas por cumplir e invitamos a todas las personas interesadas, en especial a las comunidades, medios alternativos de comunicación y a las instituciones de orden nacional y regional, a participar de nuestro proyecto y a promover la producción audiovisual indígena, permitiendo sumar voces y protagonistas propios de nuestra cultura y de lo que somos como país, una Colombia diversa y multicultural.

Joanna Prieto, cofundadora de Geek Girls Latam: “El emprendimiento social no debe ser mirado como la caridad”

La falta de profesionalización, de educación financiera y de competencias empresariales son los principales obstáculos que enfrentan los emprendedores sociales en Colombia, apunta Joanna Prieto, cofundadora de Geek Girls Latam. Mediante su organización, Prieto busca reducir la brecha de género STEM en la región.

 

Serie Jóvenes e Innovación Social Digital (artículo 8 de 8)

 

Hacia julio del 2019, solo el 29,3% del total de investigadores en el campo de las ciencias eran mujeres. Con esa cifra inicia el documento “Las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas en América Latina y el Caribe” publicado por ONU Mujeres en el 2020. El estudio advierte también que en Latinoamérica persiste una subrepresentación de las mujeres en los campos relacionados con las STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemática, por sus siglas en inglés) pese a que nuestra región supera la media mundial de participación de mujeres en ciencias. En Colombia, según el mismo documento de ONU Mujeres que cita datos de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT) del 2017, del total de investigadores en ingeniería y tecnología, solo el 26% eran mujeres. A esta disparidad se le conoce como brecha de género STEM y su reducción es uno de los objetivos de Geek Girls Latam, un emprendimiento social fundado por Joanna Prieto y Diana Salazar hace más de 10 años.

 

En julio del 2021, Prieto fue entrevistada para el proyecto Jóvenes e Innovación Social Digital. En la charla, la emprendedora social explicó algunas de sus estrategias para incrementar la equidad y la inclusión femenina en las áreas STEM que hoy son indispensables en la economía digital. Entre los programas y servicios que ofrece Geek Girls Latam está, por ejemplo, Apropia, una ruta para el fortalecimiento de las competencias digitales dirigida a niñas y adolescentes. La empresa también ha diseñado un programa de exploración vocacional para las áreas de ciencia y tecnología, un programa de certificación en carreras del futuro (en alianza con Coursera), una academia de seguridad digital dirigida a docentes y cuidadores de niños y cátedras virtuales que exploran la relación entre el liderazgo femenino y las tecnologías 4.0. Para Prieto, la clave está en mejorar la empleabilidad de las latinoamericanas frente a una sociedad cada vez más informatizada.

 

Múltiples brechas

 

¿Qué competencias digitales son indispensables para las colombianas? Según Joanna Prieto no hay una respuesta sencilla. Todo depende, explica, de las características de la población que se quiera analizar. La brecha cambia, por ejemplo, si nos movilizamos en el eje urbano-rural. “Las mujeres con mayor índice de vulnerabilidad o en territorios tienen unas brechas mucho más fuertes en las competencias digitales”, resume Prieto. La brecha STEM se conecta con otras desigualdades latentes en el país que tienen que ver con la edad, el nivel educativo alcanzado, las condiciones de conectividad en los territorios y otros factores sociales como la violencia de género y el conflicto armado.

 

El equipo de especialistas de Geek Girls Latam suele tomar en cuenta estas variables para elaborar sus programas guiándose, en ocasiones, del marco europeo de competencias digitales. En algunos casos, los servicios de este emprendimiento social se concentran en la alfabetización digital más básica, es decir, actividades que van desde enseñar las partes de un computador a las niñas y adolescentes hasta a crear una cuenta de correo electrónico. En otros casos, las mujeres que acceden a sus programas buscan servicios más avanzados como la creación de aplicaciones móviles, el desarrollo de páginas web y conceptos sobre mercadeo digital. “Planear un proyecto nos puede tomar perfectamente un mes. Nos importa muchísimo entender cuál es la población que estamos impactando y para ello realizamos un diagnóstico de las capacidades”, explica Prieto.

 

Otra característica de Geek Girls Latam es su énfasis en el empoderamiento y la confianza de las mujeres. Según cuenta su cofundadora, en los primeros años diseñaron programas muy enfocados en las habilidades técnicas digitales pero detectaron cierta deserción de estudiantes que no entendían la utilidad de esos contenidos. “Comprendimos que había que empezar a trabajar más en las habilidades blandas, en temas de autoestima, liderazgo, comunicación, negociación, trabajo en equipo y marca personal”, dijo Prieto. Para la emprendedora, en la economía digital es crucial que las mujeres visibilicen su trabajo y sus capacidades para así mejorar su empleabilidad.

 

Una apuesta por la profesionalización

 

Según Joanna Prieto, uno de los principales problemas de los emprendedores sociales es la falta de profesionalización en materia de educación financiera y competencias empresariales. “Cuando uno va a buscar mentores, por ejemplo, sufro porque no encuentro profesionales de fundraising que sepan formular proyectos bajo un marco lógico o teoría del cambio que son los marcos bajo los que se formula la cooperación internacional (…) No hay esos profesionales porque la academia forma administradores con mirada hacia las empresas profit [con fines de lucro]”, apunta. Como hemos visto en esta investigación, los emprendedores sociales se desenvuelven en un entorno cada vez más competitivo y por ello deben cuantificar su impacto social con metodologías racionales para solicitar, por ejemplo, apoyo financiero a entidades internacionales. Según la UNICEF, la teoría del cambio provee un marco lógico para evaluar el impacto de una actividad y “resulta útil para establecer qué datos es preciso recopilar y cómo deben analizarse”.

 

Prieto añade que la falta de profesionalización se manifiesta en los problemas de financiamiento que afectan, en general, a los emprendimientos sociales colombianos. Estos problemas de financiamiento, a su vez, provocan que en el sector no se encuentren salarios atractivos, lo que ahuyenta a los potenciales emprendedores y colaboradores. Para la cofundadora de Geek Girls Latam, es importante que las entidades públicas y privadas colombianas tengan un mejor entendimiento sobre los alcances del emprendimiento social. “El emprendimiento social no debe ser mirado como la caridad. Antes era mirado así porque así fue concebido, pero ha ido evolucionando. En plena cuarta revolución industrial, el emprendimiento social ahora es innovador, disruptivo, entiende perfectamente a la comunidad. Tiene la capacidad de ser sostenible, pero necesita el apoyo y un contexto para que lo incube y lo potencie”, advierte la emprendedora quien recalca que hablar de dinero en el sector social no debería ser un tabú, sino una vía para garantizar la sostenibilidad y un mayor impacto en la comunidad.

 

Juan Camilo Maldonado, director de Mutante: “Me volví emprendedor por amor al periodismo”

Pese a la crisis financiera que afecta a los medios de comunicación, la fundación Mutante apuesta por un periodismo autosostenible y que diversifica sus fuentes de ingresos. En esta entrevista, el cofundador de Mutante, Juan Camilo Maldonado, explica cómo las habilidades periodísticas pueden ser utilizadas para el emprendimiento.

 

Serie Jóvenes e Innovación Social Digital (artículo 7 de 8)

 

Aunque puede ser confundido con un medio periodístico digital, Mutante es otra cosa. En su página web no hay noticias sobre los últimos accidentes de tránsito en Bogotá ni se viralizan los pormenores de los divorcios de las celebridades. Mutante se define a sí mismo como un movimiento periodístico de conversación ciudadana. Su estrategia apuesta por el periodismo pausado, práctico y comprometido socialmente. Sus contenidos están agrupados en cuatro categorías: género, derechos humanos, emergencia climática y salud mental. Alrededor de estos temas, Mutante no solo produce reportajes sino también documentos descargables como directorios, glosarios, afiches, líneas de tiempo y manuales. Estos contenidos tienen títulos como “Cinco pasos para desactivar expresiones racistas cuando hablamos”, “Directorio de mujeres expertas en asuntos ambientales” o “Guía práctica de acción climática”. Mutante no solo es un medio de comunicación, también es una caja de herramientas, una comunidad de activistas y una organización no gubernamental. En este artículo veremos algunas de las acciones de innovación que ejecuta este emprendimiento digital para financiar sus contenidos periodísticos en un entorno de alta competencia por la atención y de difícil monetización.

 

Entrevistado en mayo del 2021 para el proyecto Jóvenes e Innovación Social Digital, Juan Camilo Maldonado, director y cofundador de Mutante, explicó que esta iniciativa busca atender varios de los problemas que aquejan al tratamiento actual de las noticias: la fragmentación, la falta de profundidad, la infoxicación, la ‘tiranía del clic’ y la polarización de los lectores y las audiencias. Para reducir el ruido del entorno informativo digital, Mutante opta por una estrategia de periodismo de largo aliento orientada hacia el diálogo, la tolerancia y la resolución de problemas. “La misión de Mutante es generar conversaciones informadas que promuevan la eliminación de la injusticia, de la desigualdad”, resumió Maldonado quien es periodista y politólogo formado en la Universidad Javeriana y máster en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Salamanca. Mutante inició sus operaciones en octubre del 2018. Hoy este emprendimiento, que tiene sede en Bogotá, cuenta con un equipo de trabajo de casi 20 profesionales (la mayoría mujeres jóvenes), tiene su propia página web con dominio .org y  gestiona su presencia en Facebook (75 mil seguidores), Instagram (56 mil seguidores) y Twitter (22 mil seguidores), respectivamente.

 

Los obstáculos de emprender en el periodismo digital

 

“Yo siempre he dicho que me volví emprendedor por amor al periodismo”, resaltó Juan Camilo Maldonado mientras contaba los orígenes de Mutante. El proyecto surgió como una iniciativa de Maldonado y su colega Nicolás Vallejo para realizar periodismo alternativo, por fuera del limitado circuito tradicional de medios colombianos. Al principio, Mutante fue una división de un emprendimiento privado, la agencia Camino, que se especializa en la creación de contenidos orientados al cambio social. Luego de casi dos años de marcha, en mayo del 2021, Mutante obtuvo una personería jurídica propia –como fundación– para garantizar “el fortalecimiento ético del proyecto” y colectivizarlo. “[Queríamos] que dejara de ser un proyecto fundado por dos hombres [Maldonado y Nicolás Vallejo] y que se convirtiera en un proyecto colectivo, diverso, con mayorías femeninas y plurales”, detalló el entrevistado.

 

Estos años no han sido sencillos. Maldonado, quien ha trabajado como reportero y editor del diario El Espectador, conoce de cerca la crisis de ingresos que ha afectado en las últimas dos décadas a los medios escritos y reconoce que el tipo de periodismo que realiza Mutante es difícil de monetizar. Por ello, el emprendimiento recurrió a varias estrategias de innovación para diversificar sus fuentes de ingresos. Según su propio informe de transparencia, entre el 2018 y el 2021, Mutante recibió ingresos a través de cinco fuentes: 1) Enseñanza de cursos y talleres, 2) becas de investigación, 3) membresías y crowdfunding, 4) premios y subvenciones y 5) conversaciones patrocinadas (contenidos temáticos que son financiados por organizaciones externas). Esta última fuente, las conversaciones patrocinadas, representaron el 57,6% de los ingresos del proyecto en el 2021 (estimado de enero a octubre de ese año). Algunas de estas conversaciones han abordado problemáticas como las condiciones de trabajo de las empleadas domésticas, el abuso sexual en línea, el consumo de marihuana o el uso de la violencia durante las movilizaciones sociales. Todos los patrocinadores de las conversaciones son consignados por Mutante en su declaración de fuentes de ingresos y entre ellos figuran las organizaciones Red PaPaz, Save the Children y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). “Buscamos transformar el modelo de financiación de los proyectos periodísticos que dependen demasiado de las pautas corporativas que inciden en su agenda. (…) Nosotros le damos a los patrocinadores un documento de política de independencia y de antemano les exigimos que acepten no tener ningún tipo de control sobre nuestros contenidos”, añade Maldonado quien cree que la transparencia es un factor importante para mitigar la crisis de reputación que sufre el periodismo.

 

Según el director y emprendedor, entre las organizaciones que han subvencionado el trabajo de Mutante desde sus orígenes está la Open Society Foundations. Otra fuente de apoyo importante fueron las redes de contactos que tejieron Maldonado y Vallejo durante su carrera como reporteros y que fueron importantes para darle visibilidad al proyecto y llevar adelante actividades de fundraising. Fuera de estos actores, Maldonado tiene poco más que resaltar y percibe que el Estado ofrece pocas oportunidades a los proyectos periodísticos independientes como Mutante. “Creo que el ecosistema de emprendimiento [local] no entiende ni observa el tipo de categoría en el que nosotros estamos que es el de la activación de ciudadanía a través de la información pública. Eso hace que cada vez que veamos una convocatoria de aceleramiento no nos sintamos interpelados”.

 

Acercamientos entre el periodismo y emprendimiento

 

Debido a que no tiene formación como empresario ni administrador de empresas, Maldonado recurrió a las técnicas que aprendió en el periodismo para darle impulso al proyecto Mutante. Él resaltó, por ejemplo, que el olfato del reportero para detectar historias y temas dignos de atención se equipara con la habilidad del emprendedor para hallar oportunidades de negocios, clientes potenciales y patrocinadores con necesidades que pueden ser atendidas. Asimismo, Maldonado destacó la habilidad de los reporteros para vender sus historias en los consejos de redacción de los medios de comunicación. “Esto implica una mezcla de inteligencia, intuición, carisma, creatividad, honestidad y ética que es la misma que utilizas cuando estás vendiendo un proyecto [a un posible patrocinador]”, señaló.

 

Consultado acerca de las competencias digitales necesarias para conducir un proyecto periodístico digital en Colombia, Maldonado dijo que es importante ajustar las estrategias de comunicación de acuerdo con los canales que los ciudadanos estén utilizando más. Estas preferencias en canales, es decir, el uso de redes sociales, suelen variar con el tiempo por lo que “toca ir migrando de lugar a lugar y jugar el juego del algoritmo de la forma más adaptativa posible. No podemos crear nuestra propia red social”, apuntó. Al momento de la entrevista, Mutante había experimentado con la transmisión de sus contenidos a través de WhatsApp para llegar a más poblaciones en Colombia, sobre todo a aquellas con precarias condiciones de conectividad.

 

Pese a que el trabajo de Mutante se concentra en la web y en las redes sociales, Maldonado no considera que en su proyecto exista una orientación puramente tecnológica. Según contó, el desarrollo y mantenimiento de la página web de Mutante se terceriza a una empresa especializada mientras que el equipo interno de periodistas se encarga de elaborar los contenidos de forma intuitiva, ‘cacharreando’. “Somos una organización muy centrada en el poder del cerebro, dependiente de la creatividad y el criterio humano más allá de la sofisticación tecnológica”, dijo el entrevistado.

Juan David Aristizábal, CEO de ProTalento: “No quisiera que los jóvenes latinoamericanos aspiráramos a ser los albañiles del código”

Orientada por el enfoque del emprendimiento social, ProTalento es una aceleradora de carreras digitales y tecnológicas que busca mejorar la empleabilidad de los jóvenes latinoamericanos. Su director ejecutivo y cofundador, Juan David Aristizábal, resalta que en la economía digital las ‘habilidades blandas’ son tan importantes como las competencias técnicas.

 

Serie Jóvenes e Innovación Social Digital (artículo 6 de 8)

Por Luis García.

 

 

En mayo del 2021, cuando Juan David Aristizábal fue entrevistado para el proyecto Jóvenes e Innovación Social Digital, ProTalento, el emprendimiento del cual es cofundador y director ejecutivo, tenía menos de un año en el mercado. El proyecto había nacido en octubre del 2022, durante los meses más duros de la pandemia del COVID-19. Su objetivo, inspirado por el enfoque del emprendimiento social, era afrontar un problema álgido en la región y que se había agravado con la emergencia sanitaria: el desempleo que perjudica a los latinoamericanos, sobre todo a los más jóvenes. Para solucionar esta situación, ProTalento empezó a ofrecer programas de capacitación que integraban especializaciones tecnológicas, cursos para dominar el inglés y habilidades socioemocionales orientadas hacia la empleabilidad. Hoy, a dos años de su creación en Bogotá, este emprendimiento ya se ha expandido a México y mejorado las competencias de más de 800 jóvenes.

 

La estrategia de ProTalento para mejorar la empleabilidad juvenil funciona en ciclos. En primer lugar, el emprendimiento hace un sondeo con las principales empresas del país para averiguar qué perfiles de trabajadores necesitan y qué habilidades técnicas serán las más requeridas en el corto y mediano plano. Consultado acerca de estas competencias necesarias para salir adelante en la economía digital, Aristizábal señaló que hoy las compañías demandan expertos en tres áreas: desarrollo web y de aplicaciones, ciencia de datos y diseño de experiencia de usuario. Además, en los últimos meses ProTalento ha añadido a su oferta cursos sobre los lenguajes de programación JavaScript y Python. Fuera de eso, Aristizábal también considera una competencia esencial el dominio del inglés por lo que la instrucción en esta lengua también forma parte de sus servicios.

 

Luego, una vez que se ha definido el programa de especialización tecnológica, ProTalento lanza convocatorias para detectar en el mercado a “talentos” de entre 16 a 30 años que requieran capacitación y financiamiento. Finalmente, cuando el estudiante ya ha adquirido nuevas habilidades, sale al mercado y obtiene un empleo, este paga –en cuotas y con un porcentaje de su sueldo– el financiamiento que recibió y contribuye así a la sostenibilidad de nuevos postulantes. Según Aristizábal, ProTalento delega la capacitación de los estudiantes a otras instituciones [como la academia de programación Coding Dojo o la escuela de tecnología DEV.F] con las que se acordaron previamente alianzas o convenios. Asimismo, la empresa tiene otras líneas de financiamiento para garantizar su propia sostenibilidad como el dictado de conferencias, las asesorías a empresas y, primordialmente, los fondos de inversionistas de capital.

 

El apoyo de inversionistas extranjeros ha sido importante para el despegue de ProTalento debido a la falta de estímulos locales. Juan David Aristizábal, de 33 años y nacido en Pereira (Risaralda), considera que el ecosistema de emprendimiento en Bogotá “es aún muy frágil”. El emprendedor lamentó que la burocracia y la abundancia de registros resten tiempo y dinero a los innovadores colombianos. En la entrevista, Aristizábal valoró positivamente el trabajo de la agencia gubernamental ProColombia que se encarga de promover la inversión extranjera en el país y también reconoció el trabajo de ciertas alcaldías que ayudaron a su emprendimiento a contactar con jóvenes ansiosos de capacitación. “Yo creo que es importante [para el ecosistema de emprendimiento e innovación] quitar la burocracia innecesaria y ofrecer más acceso a capital semilla”, resumió.

 

Énfasis en las habilidades socioemocionales

 

Pese a que ProTalento es un emprendimiento que se concentra en la formación tecnológica, Juan David Aristizábal enfatizó la importancia de las habilidades socioemocionales para mejorar la empleabilidad de los jóvenes latinoamericanos. Al respecto, dio dos razones. En primer lugar, señaló, el empleo en un entorno cada vez más digital depende no solo de las competencias individuales de los trabajadores, sino de su flexibilidad y predisposición a la comunicación en red. “[Un joven] puede ser un muy buen desarrollador, pero si al final no trabaja en equipo, no es resiliente y no está automotivado, probablemente salga de ese trabajo”, apuntó el emprendedor quien también es conferencista, docente de liderazgo y socio de Ashoka-Knight.

 

El segundo motivo para enfatizar las habilidades socioemocionales en el entorno digital tiene que ver con la obsolescencia de las tecnologías y, en particular, del software. Planteándolo como una pregunta: ¿de qué sirve aprender un lenguaje de programación si en menos de cinco años este podría quedar en desuso y ser reemplazado por otro? Aristizábal cree que lo esencial hoy es contar con una alfabetización digital básica [manejar procesadores de texto, hojas de cálculo o plataformas de videoconferencias, por ejemplo] y estar al tanto de las tendencias digitales.

 

El emprendedor destacó, por ejemplo, el impacto del movimiento No Code que busca que cualquier persona pueda crear aplicaciones, programas y páginas web sin saber programación. “Lo clave es no ver a las tecnologías como un fin, sino como un medio. (…) No quisiera que nuestro mensaje sea de que la única forma de progresar sea siendo científico de datos o desarrollador web. Yo creo, más bien, que en diez años el movimiento No Code va a ser muy importante en el mundo. Y yo no quisiera que los jóvenes latinoamericanos aspiráramos a ser los albañiles del código”, dijo Aristizábal quien resaltó la importancia de la educación enfocada en la solución de problemas sociales y la integración del arte y las humanidades en la economía digital.

Orientaciones del ecosistema de innovación en Bogotá: ¿quiénes usan la tecnología para emprender?

La tecnología, los servicios de consultoría, la educación, la logística y el consumo responsable son las áreas principales en las que se mueven los actores del ecosistema local de innovación de Bogotá. En este artículo detallamos algunas diferencias y orientaciones entre el emprendimiento y el emprendimiento social.

 

Serie Jóvenes e Innovación Social Digital (artículo 5 de 8)

Por Luis García.

En nuestro último artículo presentamos un mapeo del ecosistema de innovación social de Bogotá que formó parte del  proyecto “Jóvenes e Innovación Social Digital”. Para elaborar el diagrama diseñamos una base de datos con 339 actores a los que agrupamos en nueve categorías: emprendimientos, emprendimientos sociales, organismos de soporte, medios de comunicación, agentes culturales, entidades de gobierno, organismos de financiamiento, promotores de capital humano y mercados. En este post mostraremos otra dimensión del mapa. Esta vez enfocaremos el análisis en las orientaciones de los servicios que ofrecen los emprendimientos y emprendimientos sociales.

 

En nuestro proyecto, la orientación es una categoría cualitativa que agrupa varios aspectos sobre la misión y objetivos de los emprendimientos. Esta categoría nos permite comprender, por ejemplo, la identidad económica y cultural de cada elemento de la base de datos, lo que muchas veces tiene que ver con el sector en el que estos trabajan (tecnología, comercio electrónico, inmobiliarias, etcétera) o con la naturaleza del servicio prestado (consultoría, servicios industriales, seguridad, entre otros). No obstante, debido a que nuestra base de datos también comprende 52 emprendimientos sociales, tuvimos en cuenta que esta clase de iniciativas suele ir más allá de las clasificaciones económicas tradicionales. Una característica importante de los emprendimientos sociales, apuntan los teóricos, es su rol en el activismo social. El emprendimiento social se distingue por el problema que quiere solucionar. De ahí que hayamos identificado también orientaciones relacionadas con movimientos y narrativas sociales o con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre estas categorías tenemos, por ejemplo, a la atención a las poblaciones vulnerables, el enfoque de género, los derechos humanos y la paz.

 

Para asignar las orientaciones en la base de datos revisamos los contenidos escritos y audiovisuales disponibles en las páginas web y las redes sociales de cada uno de los elementos. Por lo general, la información más relevante estaba contenida en las descripciones que los propios actores identificados consignaron en la web. Asignadas estas etiquetas a los 339 elementos de la base de datos, obtuvimos 35 tipos de orientaciones. Las más numerosas fueron “tecnología” (111 elementos), “consultoría” (54), “educación” (29), “logística” (28) y “consumo responsable” (26).

 

Comparando el emprendimiento y el emprendimiento social

 

Para simplificar el análisis, en el gráfico que presentamos a continuación visualizamos las orientaciones asignadas a solo dos tipos de actores de la base de datos: emprendimientos y emprendimientos sociales. Como se advierte, la muestra de emprendimientos convencionales (216 elementos) es cuatro veces más grande que la de emprendimientos sociales (52 elementos). Pero esa no es la única diferencia. Nuestro diagrama –elaborado con la herramienta de visualización Gephi– indica que los emprendimientos convencionales (puntos naranjas) son mucho más comunes en las orientaciones relacionadas con la tecnología, la consultoría, la logística, el comercio electrónico, el sector Fintech y de crédito así como en el rubro de seguridad. ¿Qué elementos están agrupados en estas orientaciones? Ahí tenemos, por ejemplo, a empresas de base tecnológica como Datup que aplica inteligencia artificial, Big Data, machine learning y ciencia de datos para la optimización de los procesos industriales. O también están representadas varias startups dedicadas al creciente sector fintech como Agrapp, que conecta a los agricultores colombianos con personas interesadas en invertir en el sector.

 

[Puede descargar este diagrama en alta calidad aquí]

 

Lo que tienen en común estas iniciativas –y por lo cual fueron consideradas en nuestra base de datos– es que actualmente están expandiendo el horizonte de innovación tecnológica del país. Se trata de empresas que hacen un uso avanzado de herramientas digitales. Poseen la capacidad de construir y mantener sus propias plataformas y aplicaciones móviles, trabajan de forma remota y utilizan computación en la nube y, en muchos casos, están afiliadas a redes de apoyo a las startups como Colombia Fintech.

 

En contraste, los elementos que fueron catalogados como emprendimientos sociales en nuestra base de datos no se caracterizan por tener una orientación meramente   tecnológica. Como muestra la parte superior del diagrama, los emprendimientos sociales (puntos azules) están más presentes en las orientaciones relacionadas con la educación, el enfoque de género, la atención hacia las poblaciones vulnerables, la moda y los derechos humanos. Asimismo, otros sectores en los que hay varios emprendimientos sociales son el reciclaje, el medioambiente y el consumo responsable. Para visualizar y entender mejor las relaciones entres estos 52 elementos, elaboramos el siguiente mapa.

 

Lupa sobre el emprendimiento social

 

[Puede descargar este diagrama en alta calidad aquí]

 

La orientación que agrupa a la mayor cantidad de emprendimientos sociales en nuestra base de datos es el reciclaje (10 actores de 52) lo cual refleja una priorización de temas ambientales, y de economía sostenible y circular. Tenemos en esta categoría iniciativas como Recupera tu silla, una fundación que recolecta mobiliario que está a punto de ser enviado a basurales y lo somete a procesos de recuperación. Luego, esta fundación destina los productos reciclados a comunidades vulnerables colombianas. Otro ejemplo del sector reciclaje es Boxlife, un emprendimiento social que recolecta tapabocas usados, los desinfecta con radiación y los transforma en nuevos artefactos como materas. Boxlife es un caso destacable de innovación social surgido a partir de la pandemia del COVID-19. Esta cumple un rol activista y ha creado una comunidad virtual de más de 4 mil seguidores en Instagram.

 

Otras orientaciones detectadas en nuestra base de datos son la atención a poblaciones vulnerables (10 actores), la educación (9 actores), el consumo responsable (8 actores) y el enfoque de género (7 actores). Entre estos actores está la Fundación para la Equidad Educativa (FEE), un organismo no gubernamental que ofrece servicios de innovación educativa y recolecta donaciones (como computadoras) para colegios en tres ciudades colombianas: Tunja, Arcabuco y Apulo. La FEE fue fundada por Nicolás Ruiz, un joven filósofo y educador quien compartió en el 2021 su experiencia como emprendedor social en una entrevista con nuestro proyecto de investigación.

En los próximos artículos, revisaremos algunos casos particulares de emprendimientos que nos permitirán sugerir cómo los jóvenes se apoyan en tecnologías digitales para sacar adelante proyectos de innovación social en el país.

 

 

Redes de la innovación social: rastreo y visualización de un ecosistema heterogéneo en Bogotá

Más de 300 actores del ecosistema local de innovación y emprendimiento social fueron identificados y catalogados en una base de datos durante el proyecto «Jóvenes e Innovación Social Digital». En este artículo visualizamos algunos de estos agentes.

 

Serie Jóvenes e Innovación Social Digital (artículo 4 de 8)

Por Luis García.

 

Uno de los principales desafíos al momento de explorar el ecosistema de innovación social en Bogotá es la falta de información organizada. Aunque el gobierno nacional, la alcaldía y organismos privados como la cámara local de comercio tienen varios programas de apoyo al emprendimiento, no existe a la fecha una única plataforma digital que agrupe, sistematice y visibilice estas iniciativas a través de directorios, bases de datos o herramientas interactivas de búsqueda. Hoy, la mayoría de entidades gestiona de forma aislada su comunicación y se esfuerza por mostrar sus servicios al mayor número de ciudadanos a través de sus portales web o de sus redes sociales. Una de las organizaciones que más ha avanzado hacia la articulación de un ecosistema regional de emprendimiento es Invest in Bogotá, una iniciativa público-privada creada en el 2006. Esta agencia ha elaborado, por ejemplo, una lista de entidades que apoyan al emprendimiento. En esta figuran actores como la red emprendedores de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), la organización Connect Bogotá Region o el programa CEmprende. No obstante, al examinar el trabajo de estos actores salta a la vista una disparidad: los emprendimientos sociales tienen menos visibilidad respecto a los convencionales.

 

Como señalamos en un artículo anterior, el emprendimiento social es una orientación emergente en Colombia y llama cada vez más la atención del sector académico y empresarial. Pese a esto, la agencia iNNpulsa Colombia reconoce en un reciente boletín que “la medición de su impacto en el valor social y la eficiencia de los recursos invertidos aún no se ha explorado a profundidad [en el emprendimiento social]”. Por ello, este organismo de soporte se comprometió a iniciar un proceso sistemático de identificación, monitoreo y evaluación de emprendimientos sociales a través de una plataforma de inteligencia de datos. Esto con el objetivo de mejorar la calidad de la información disponible para luego “tomar decisiones basadas en datos claros y contundentes”. Mientras eso ocurre, tenemos que la organización que mejor ha medido la magnitud e impacto de los emprendimientos sociales es RECON Colombia que elaboró en el 2020 una radiografía sectorial. Esta entidad también entrega premios anuales a las más destacadas iniciativas sociales del país e impulsó la promulgación de la Ley del Emprendimiento Social, lo que ocurrió el pasado 8 de julio.

 

Con el objetivo de aportar a la caracterización de este ecosistema de emprendimiento, el equipo del proyecto de investigación del ISUR “Jóvenes e Innovación Social Digital” construyó una base de datos para mapear a los distintos actores que interactúan en el entorno local, lo que incluye a las agencias de apoyo, los laboratorios, los emprendimientos convencionales y sociales, las instituciones gubernamentales, financiadores, entre otras entidades. En total, entre el 2019 y este año, recolectamos información de más de 400 entidades. No obstante, luego de un proceso de depuración y verificación –muchos emprendimientos se desactivaron durante la pandemia, por ejemplo– consolidamos una lista de 339 organizaciones que presentamos de forma gráfica y resumida en este artículo.

 

Métodos y colaboración para la recolección de datos

 

Nuestra base de datos es heterogénea. En ella incluimos programas gubernamentales y privados de apoyo al emprendimiento, startups, laboratorios de innovación, aceleradoras, incubadoras y redes, entidades sin ánimo de lucro, fundaciones filantrópicas, medios de comunicación alternativos, empresas de base tecnológica y, desde luego, emprendimientos sociales. Nuestra lista se construyó teniendo en mente cuatro criterios: buscamos organizaciones que tuvieran actividades en Bogotá, que fueran liderados por personas jóvenes, que se apoyasen en tecnologías digitales y que pretendieran solucionar alguna problemática social. Todos los actores identificados cumplen con al menos uno de estos requisitos. Sobre cada elemento de la base de datos se trató de reunir cierta información básica como el nombre de la institución o del emprendimiento, una descripción breve, el enlace de la página web principal, las direcciones de hasta tres redes sociales, el lugar donde tienen operaciones, el nombre del fundador o responsable y el tipo de propiedad del organismo.

 

La búsqueda de estos actores se realizó de forma manual y colaborativa a través de la web. Nuestra base de datos fue alimentada por el equipo de investigadores del proyecto y también por becarios del ISUR quienes identificaron y clasificaron aproximadamente unos 50 actores del ecosistema. En el rastreo consultamos, por ejemplo, las vitrinas digitales de exhibición de emprendimientos que han elaborado organismos como la Cámara de Comercio de Bogotá, Invest in Bogotá, INNPulsa Colombia, ANDI, así como varios artículos periodísticos publicados en medios especializados en negocios y finanzas como la revista Forbes Colombia y el diario Portafolio. También realizamos una búsqueda en redes sociales para identificar, entre los seguidores de organizaciones como RECON, aquellas entidades afines a nuestros criterios.

 

¿Quiénes son?

 

Luego de depurar la información, iniciamos un proceso de catalogación y codificado de los actores  que interactúan en el ecosistema de emprendimiento local (339). A continuación presentamos un mapa o diagrama del ecosistema y sus actores que puede ser descargado en alta calidad en este enlace.

 

 

Como vemos en el diagrama, en nuestra base de datos identificamos nueve tipos de actores del ecosistema de emprendimiento e innovación social. Vale precisar que un elemento en nuestra base de datos puede cumplir hasta dos roles. Por ello, en orden de cantidad, estos actores fueron:

 

      1. Emprendimientos (216 elementos). Este grupo incluye, sobre todo, a emprendimientos de base tecnológica y fuerte orientación innovadora que dinamizan la economía bogotana. Tenemos ahí, por ejemplo, a la empresa Cíclico que elabora prendas de vestir, hamacas, mantas, ponchos y maletas con residuos textiles y botellas PET. O también está la tienda electrónica especializada en mascotas, Laika, cofundada por la joven emprendedora Manuela Sánchez y que hoy es el pet-commerce más importante de Colombia.
      2. Emprendimientos sociales (52 elementos). Añadimos aquí a entidades que a través de la innovación y de modelos de negocio afines al emprendimiento buscan solucionar problemas estructurales del país. En esta categoría incluimos, por ejemplo, a la organización no gubernamental Geek Girls Latam que busca reducir la brecha de género y las desigualdades sociales a través de la educación de jóvenes con enfoque STEAM y la integración a la economía digital.
      3. Organismos de soporte (41 elementos). En esta categoría se encuentran organizaciones que apoyan a los emprendedores bogotanos ya sea a través de la cooperación y conectividad en red, charlas y capacitaciones, la implementación de espacios de exhibición o los servicios de consultoría en medición del impacto social. Aquí se encuentra, entre otros, la Fundación Karisma, una organización con sede en Bogotá que trabaja en torno a las tecnologías digitales, los derechos humanos y la justicia social. Recientemente la Fundación Karisma, Comundos y el equipo de ISUR realizaron, por ejemplo, talleres de alfabetización digital para miembros de la comunidad wayuu en la Guajira.
      4. Medios de comunicación (16 elementos). Incluimos aquí a medios de comunicación digitales y alternativos que forman parte del ecosistema de innovación y que, en algunos casos, también pueden ser catalogados como emprendimientos sociales. Este es el ejemplo de Green Watcher,  un medio digital de periodismo especializado en la crisis climática y que cumple un importante rol para promover en Colombia iniciativas con impacto social.
      5. Agentes culturales (15 elementos). Se trata de un grupo de iniciativas que movilizan espacios de arte, las industrias creativas o el diálogo sobre la sostenibilidad en Bogotá. Está ahí, entre otros, el colectivo de mujeres Pedaleándole a la vida que promueve el uso de la bicicleta para romper estereotipos de género y reducir el cambio climático.
      6. Organismos de gobierno (6 elementos). Se enumeran aquí algunas entidades públicas –nacionales o locales– que están relacionadas con la promoción del emprendimiento y de la innovación social como el programa iNNPulsa Colombia o el Laboratorio de Innovación Pública de Bogotá (IBO).
      7. Entidades de financiamiento (5 elementos). En esta lista están algunas entidades que ofrecen soluciones financieros a emprendedores y microempresarios. Por ejemplo, el programa Bogotá Productiva Local que ofrece créditos con bajos intereses a los ciudadanos y asesoría para mejorar los modelos de negocio.
      8. Capital humano (5 elementos). Es un grupo de organismos –que también pueden ser emprendimientos– que enfoca sus esfuerzos en la capacitación de los ciudadanos. Un ejemplo destacado es Protalento, una plataforma que ya opera en Colombia y en México y que forma a profesionales técnicos en carreras de alta demanda relacionadas con la tecnología.
      9. Mercados (3 elementos). Son vitrinas o mercados virtuales que buscan agilizar el vínculo entre proveedores y consumidores. Este es el caso de Morapp, una plataforma digital fundada por Kenny Prado para conectar a los agricultores colombianos productores de frutas, verduras o huevos con los consumidores finales en la capital.

 

Aunque se trata de una muestra pequeña y no representativa del ecosistema de innovación social y emprendimiento de Bogotá, nuestro ejercicio de rastreo y catalogación de actores sí nos permite identificar, por ejemplo, el peso que tienen las tecnologías digitales en casi todos los procesos productivos. En todos nuestros casos identificados, las redes sociales comerciales como Facebook o Instagram son canales importantes para la comunicación externa. Para un grupo menor, el diseño y mantenimiento de aplicaciones digitales propias [como en el caso de Morapp o Laika] son factores esenciales del modelo de negocio. Y también hay otro sector importante de actores que ofrecen capacitación y asesoría a otros emprendedores en temas como inteligencia artificial o producción de contenidos digitales.

 

Por ello, en nuestro próximo artículo exploraremos más profundamente cómo se orientan los emprendimientos sociales en su relación con la tecnología.