Emprendimiento juvenil en Bogotá, brechas y desafíos para la inclusión social

El ecosistema de emprendimiento bogotano tiene mucho por contar sobre las tendencias, desafíos e intereses de los jóvenes, tanto de aquellos que buscan generar negocios inclusivos, cómo los que siguen quedando marginados de estas plataformas de participación e innovación.

El Centro de Internet y Sociedad de la Universidad del Rosario (ISUR) ha venido desarrollando el proyecto de investigación «Jóvenes e Innovación Social Digital» que está siendo financiado por el Research Council of Norway. El propósito de este proyecto es examinar el ecosistema de jóvenes emprendedores en la ciudad de Bogotá, y determinar las condiciones en las que se desarrollan sus emprendimientos de carácter social. El análisis tiene en cuenta las variables socio económicas de este segmento poblacional, y las contrasta con las políticas públicas que se han desarrollado al respecto.

 

El proyecto de investigación es dirigido y coordinado por Andres Lombana-Bermudez, y cuenta con la participación de Luis García (investigador asistente) y de varios grupos de becarios por semestre (entre cuatro a siete estudiantes de pregrado de la Universidad del Rosario), quienes colaboran en la elaboración de casos de estudio,  mapeo del ecosistema de emprendimiento, revisión de literatura académica y discusiones en encuentros semanales de discusión.

 

En este artículo, mencionamos algunos de los principales aspectos de interés que revisa o toca la investigación, con el propósito de mostrar un panorama general de un ecosistema que quiere ser incluyente desde el hacer, pero que sigue siendo excluyente en las poblaciones que tienen acceso y oportunidades para proponer y desarrollar sus proyectos de inclusión social.

 

En los últimos años se ha puesto de moda el término “Millennipreneurs”. Esta es la nueva denominación que se le da a los emprendedores que se encuentran en la generación Millenial, es decir, dentro de un rango de edad de 20 a 35 años. Los jóvenes, en su calidad de nativos digitales, usan las herramientas tecnológicas para impulsar sus propios negocios, acaparando el mercado en mayor proporción que otras generaciones. Un estudio de EY y Economic Innovation Group[1] reveló que el 78% de los jóvenes encuestados se consideraban empresarios exitosos, y cerca del 55% consideraba que su generación era más emprendedora que las anteriores. [1] https://www.score.org/blog/what-millennipreneur

 

Emprendedores sociales

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En lo que se refiere a emprendimiento, existen diversas vertientes. En la actualidad, se está ampliando paulatinamente la participación juvenil en modelos de emprendimiento social, los cuales se entienden como una innovación “que busca un cambio social transformador beneficioso mediante la creatividad y el reconocimiento de las oportunidades sociales en cualquier sector”[1]. Así, el emprendimiento social surge como una respuesta a los objetivos sociales, más que a los beneficios económicos; existe un rol de activismo social que desempeña el emprendedor, donde da vida al espíritu empresarial y de innovación, y utiliza el beneficio económico no como un fin en sí mismo, sino como un medio de solución de coyunturas sociales.[2]

«El 78% de los jóvenes encuestados se consideraban empresarios exitosos, y cerca del 55% consideraba que su generación era más emprendedora que las anteriores. »

EY y Economic Innovation Group

Adicionalmente, estos emprendimientos sociales tienen unos rasgos caracterizadores en nuestro contexto nacional. Existe un naciente ecosistema que se encuentra en etapa de irrigación, ya que posee redes débiles entre empresarios, pero hay inversión extranjera y local. De esta manera, se forman redes de emprendedores de carácter global y nacional, que generan apoyo económico y logístico a los emprendedores locales de diferentes entornos. También, hay un potencial de acceso sostenible a las diversas plataformas de emprendimiento; y la tecnología digital y los medios de comunicación proporcionan una estructura adecuada para darle visibilidad a los nuevos proyectos, y auspiciar las relaciones de los actores a este ecosistema y sus formas de interactuar entre sí. Además, la tecnología también funge como mecanismo para gestar un soporte en términos de infraestructura, asociaciones y desarrollo del modelo de negocio. 
[1] (Forouharfar, Rowshan y Salarzehi 2018) [2] (Trivedi 2010)

Respaldo institucional al emprendimiento

Otro punto importante es, el apoyo de las instituciones estatales a los nuevos emprendedores dentro del contexto colombiano. Los nuevos emprendedores se encuentran respaldados no solo por las herramientas digitales a su disposición, sino también por la legislación y políticas públicas que les permiten crear empresa desde la innovación. En Colombia se han impulsado tres leyes para incentivar el emprendimiento: La ley 1014 del 2006 para fomentar la cultura y el emprendimiento; la Ley 1780 del 2016 para promover el emprendimiento juvenil, y la ley 1834 del 2017 para fomentar la economía creativa naranja. Además, los gobiernos desde el 2008 han gestionado cuatro políticas públicas con miras a la creación de empresa.

Retos del emprendimiento social en Bogotá

Sin embargo, dentro de la generación Millenial existen diversas brechas que obstaculizan el emprendimiento. Una investigación de la universidad EAFIT en 2017 encontró que existen diferentes perfiles de jóvenes en Colombia. Los perfiles tipo A son personas con títulos universitarios y sin hijos; los perfiles tipo B son jóvenes tecnólogos o con estudios técnicos, que ganan un salario medio; los tipo C son jóvenes Bachilleres con un salario medio/bajo, y los tipo D son jóvenes sin ningún título educativo y normalmente con hijos. En relación con esto, se ha demostrado que los emprendedores Millenials se encuentran dentro de los perfiles tipo A y B, es decir, que existen marcadas barreras respecto al acceso al capital cultural y educativo, además de los recursos económicos necesarios para consolidar un proyecto.

Otro de los obstáculos para el emprendimiento juvenil son las brechas de raza, ya que en el mapeo realizado no se encontraron en la ciudad de Bogotá emprendimientos de origen indígena o afrocolombiano, además de que la participación de las mujeres en el desarrollo de estos proyectos es muy limitada. Por otro lado, al emprendimiento juvenil viene intrínseco el uso de medios digitales para su desarrollo y expansión. Y otra brecha dentro de Colombia es la dificultad del acceso a internet por parte de los colombianos. Estadísticas del Ministerio de las TIC indican que solo uno de cada dos colombianos puede acceder a internet móvil, además de que, la cobertura del servicio solo alcanza a llegar hasta el 64% de los hogares[1] dentro del territorio. Lo cual implica que, un poco menos de la mitad de los colombianos no tienen la posibilidad de acceder a estos recursos indispensables para realizar un emprendimiento de forma efectiva.

«Los emprendedores Millenials se encuentran dentro de los perfiles tipo A y B, es decir, que existen marcadas barreras respecto al acceso al capital cultural y educativo, además de los recursos económicos necesarios para consolidar un proyecto.»

ESTUDIO Universidad EAFIT

En el caso de Bogotá, esta tiene cerca de 8.181.047 habitantes de los cuales cerca del 12% de los mismos hacen parte de la generación Millenial. Esto es importante en la medida en que, Bogotá ha sido una de las ciudades pioneras en el desarrollo de modelos de emprendimiento social por jóvenes de entre 20 a 35 años de edad. Y a pesar de la fuerte segregación y desigualdad latente en la capital, existen nuevos empresarios que están haciendo frente a los problemas sociales. Dentro de este contexto se realizó un mapeo que permitió visibilizar el panorama ecosistémico en Bogotá, con algunos casos de estudio.

Casos de estudio de emprendedores

 

Uno de los casos de estudio que se incorporaron dentro de este análisis fue el emprendimiento social de AMIS. Este está siendo desarrollado por jóvenes de entre 20 a 30 años, que hacen parte del perfil tipo A de Millenials. Es una empresa con un enfoque multidisciplinario, que trabaja desde la inteligencia artificial, redes neuronales y minería de datos.

AMIS se encarga de materializar uno de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU: el desarrollo y mejoramiento de la calidad de la educación y bienestar general. Esto se logra a través de un sistema inteligente, que analiza las características de los estudiantes, el contexto de las aulas de clase y las relaciones de los alumnos. El fin es brindar información a los directores, para tomar decisiones respecto de convivencia y calidad académica. El sistema opera de tal forma que, aprende de reportes que realizan los estudiantes de forma anónima, para encontrar coincidencias y dilucidar soluciones. Este emprendimiento fue acreedor del premio anual de innovación de emprendimiento de Colciencias, premio BBVA asociaciones innovadoras y sostenibles, y el premio Cemex de las 10 empresas con mayor impacto social en Latinoamérica.

Otro de los emprendimientos sociales destacados fue Real Hero, un proyecto fundado en 2015 por dos personas de la red colombiana de jóvenes emprendedores, cuyo fin es fungir como intermediarios entre jóvenes que realizan trabajo voluntario y comunidades vulnerables que tienen diversas necesidades. Real Hero comenzó como un sitio web, y luego se convirtió en un App en la que se invita a jóvenes a que completen retos o misiones de voluntariados. Se maneja un sistema de puntos por cada misión completada, y las comunidades se conectan con una organización sin ánimo de lucro no gubernamental.

En conclusión, los emprendimientos juveniles se encuentran en auge en Colombia, a través de una creciente diversificación. Normalmente los emprendedores juveniles son personas con títulos universitarios, que poseen un alto capital cultural y económico, lo cual genera un reto en términos de inclusión. Además, existe una significativa brecha racial y económica para ser emprendedor, lo cual implica otro reto de empoderamiento de dichas comunidades, y de interconexión de recursos con las zonas periféricas del país. A pesar de esto, se evidencia un progresivo apoyo de instituciones y de organizaciones a nivel global, interesadas en promover emprendimientos Millenials, además de políticas de estado cada vez más garantistas con este tipo de iniciativas. Finalmente, la era digital permite a los emprendedores la búsqueda, síntesis y difusión de la información de forma más rápida y sencilla, lo que facilita ciertos procesos como la consolidación de redes de trabajo, y la promoción y visibilización de iniciativas.
[1] Cifras MINTIC Y Asomóvil 04/2018.

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