Cinco propuestas para pensar el emprendimiento y la innovación social en Bogotá

En este artículo, que concluye nuestra serie Jóvenes e Innovación Social Digital, ofrecemos propuestas para reflexionar desde la academia y las políticas públicas acerca del emprendimiento social en Bogotá.

 

El ecosistema bogotano de emprendimiento e innovación social es emergente, desigual y está en constante cambio. Ese es, en síntesis, el panorama que encontramos en el proyecto Jóvenes e Innovación Social Digital que condujo el Centro de Internet y Sociedad de la Universidad del Rosario (ISUR) entre 2019 y 2022. Mediante una revisión bibliográfica, un ejercicio de mapeo de actores y entrevistas hemos documentado interesantes casos de jóvenes que usan las tecnologías digitales para crear organizaciones híbridas y flexibles que son difíciles de encasillar en las tipologías tradicionales del emprendimiento.

 

Se trata de una comunidad que busca reconocimiento, soporte e impulso para salir adelante en un ecosistema al que percibe como burocrático y poco amigable con el emprendimiento social. En un contexto en el que las tecnologías cambian aceleradamente y el mercado laboral demanda una capacitación técnica permanente, los jóvenes emprendedores sociales valoran la adquisición de habilidades blandas como el trabajo en equipo o la resiliencia y usan estrategias para adaptarse, para afrontar las múltiples brechas digitales y para llevar sus servicios a sectores del país que carecen de una conectividad adecuada.

 

Para aportar a la discusión sobre el emprendimiento y la innovación social en Colombia, en este artículo ofrecemos –a modo de conclusión– cinco propuestas que pueden ser recogidas por la comunidad académica o por los tomadores de decisiones en políticas públicas. Estas acciones pueden orientarse hacia:

 

    1. La identificación y clasificación de los emprendimientos sociales en Bogotá. Como mencionamos en un artículo anterior, en el país no existe una plataforma digital que agrupe, sistematice y visibilice los emprendimientos sociales en directorios o bases de datos. Aunque algunas organizaciones no gubernamentales han hecho esfuerzos en ese sentido, hace falta promover más proyectos de caracterización y creación de conocimiento. Esta tarea es compleja por la gran variedad de actividades que agrupa el emprendimiento social y por la falta de consenso acerca de la naturaleza de esta comunidad. La reciente promulgación de la Ley del Emprendimiento Social (Ley 2234) puede ofrecer el marco propicio para esta labor de clasificación.
    2. La evaluación de los modelos societarios más apropiados para el emprendimiento social. Uno de los principales retos del emprendimiento social es la sostenibilidad financiera y la consolidación de un modelo de negocio aceptable. Como señala la radiografía de la ONG RECON del 2020, más del 50% de 527 emprendedores sociales colombianos encuestados no percibe ingresos ni utilidades mensuales procedentes de su negocio. En las entrevistas realizadas en este proyecto, los emprendedores sociales han señalado que el tipo de sociedad que adopta una organización (que puede optar por varias figuras como las Sociedad por Acciones Simplificada o la Entidad sin Ánimo de Lucro) repercute directamente en las estrategias de financiamiento. Sugerimos revisar las ventajas o desventajas de estos modelos desde la perspectiva del derecho societario, de los mecanismos de fundraising especializados en el sector sin fines de lucro y, sobre todo, desde las nuevas tendencias del trabajo en el entorno digital.
    3. Plantear nuevas alfabetizaciones dirigidas hacia los emprendedores. Las desigualdades en el acceso, uso y aprovechamiento de las TIC, así como la dependencia de instraestructuras digitales que provienen del llamado Norte Global son temas de interés para los emprendedores y que pueden ser abordados desde la academia. Asimismo, desde el sector público y los organismos de apoyo al emprendimiento pueden plantearse programas de alfabetización financiera que orienten a los jóvenes en su trayectoria. Como señaló Joanna Prieto, cofundadora de Geek Girls Latam, la falta de profesionalización, de educación financiera y de competencias empresariales son obstáculos reales para el crecimiento de los emprendimientos sociales en Colombia.
    4. Razonar la brecha tecnológica del emprendimiento social. En esta investigación hemos encontrado que los emprendimientos sociales, a diferencia de los emprendimientos con fines de lucro, no suelen especializarse en el campo tecnológico. Es importante indagar sobre esta tendencia y entender de qué forma afecta a la solución de problemáticas sociales. Para este efecto, habría que analizar qué barreras sociales, económicas o culturales limitan el acceso de los jóvenes colombianos a los conocimientos exigidos por la economía digital. Una línea de investigación posible tiene que ver con la demanda contemporánea de capacitación permanente, en la que la educación se concibe como un proceso para toda la vida y en la que se espera de los trabajadores una alta flexibilidad y resiliencia para circular de puesto en puesto en un entorno cada vez más precario.
    5. Entender al emprendimiento social como fenómeno cultural. Varios teóricos encuentran en el emprendimiento social una estrategia de supervivencia del sector sin fines de lucro en un contexto de desmantelamiento progresivo del Estado de Bienestar. Esta adaptación ha implicado un traslado de las técnicas administrativas y gerenciales del emprendimiento convencional hacia el terreno social. Pero además de las técnicas, también se ha trasladado una ética emprendedora que la teórica Eva Illouz llama capitalismo emocional, un proceso cultural que moldea las relaciones económicas y sociales. Desde el análisis del discurso y la psicología de las organizaciones se pueden explorar las narrativas que enarbola la ética emprendedora para detectar qué prácticas promueve (como cierta romantización del individualismo) y cuáles oculta.

Redes de la innovación social: rastreo y visualización de un ecosistema heterogéneo en Bogotá

Más de 300 actores del ecosistema local de innovación y emprendimiento social fueron identificados y catalogados en una base de datos durante el proyecto «Jóvenes e Innovación Social Digital». En este artículo visualizamos algunos de estos agentes.

 

Serie Jóvenes e Innovación Social Digital (artículo 4 de 8)

 

Uno de los principales desafíos al momento de explorar el ecosistema de innovación social en Bogotá es la falta de información organizada. Aunque el gobierno nacional, la alcaldía y organismos privados como la cámara local de comercio tienen varios programas de apoyo al emprendimiento, no existe a la fecha una única plataforma digital que agrupe, sistematice y visibilice estas iniciativas a través de directorios, bases de datos o herramientas interactivas de búsqueda. Hoy, la mayoría de entidades gestiona de forma aislada su comunicación y se esfuerza por mostrar sus servicios al mayor número de ciudadanos a través de sus portales web o de sus redes sociales. Una de las organizaciones que más ha avanzado hacia la articulación de un ecosistema regional de emprendimiento es Invest in Bogotá, una iniciativa público-privada creada en el 2006. Esta agencia ha elaborado, por ejemplo, una lista de entidades que apoyan al emprendimiento. En esta figuran actores como la red emprendedores de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), la organización Connect Bogotá Region o el programa CEmprende. No obstante, al examinar el trabajo de estos actores salta a la vista una disparidad: los emprendimientos sociales tienen menos visibilidad respecto a los convencionales.

 

Como señalamos en un artículo anterior, el emprendimiento social es una orientación emergente en Colombia y llama cada vez más la atención del sector académico y empresarial. Pese a esto, la agencia iNNpulsa Colombia reconoce en un reciente boletín que “la medición de su impacto en el valor social y la eficiencia de los recursos invertidos aún no se ha explorado a profundidad [en el emprendimiento social]”. Por ello, este organismo de soporte se comprometió a iniciar un proceso sistemático de identificación, monitoreo y evaluación de emprendimientos sociales a través de una plataforma de inteligencia de datos. Esto con el objetivo de mejorar la calidad de la información disponible para luego “tomar decisiones basadas en datos claros y contundentes”. Mientras eso ocurre, tenemos que la organización que mejor ha medido la magnitud e impacto de los emprendimientos sociales es RECON Colombia que elaboró en el 2020 una radiografía sectorial. Esta entidad también entrega premios anuales a las más destacadas iniciativas sociales del país e impulsó la promulgación de la Ley del Emprendimiento Social, lo que ocurrió el pasado 8 de julio.

 

Con el objetivo de aportar a la caracterización de este ecosistema de emprendimiento, el equipo del proyecto de investigación del ISUR “Jóvenes e Innovación Social Digital” construyó una base de datos para mapear a los distintos actores que interactúan en el entorno local, lo que incluye a las agencias de apoyo, los laboratorios, los emprendimientos convencionales y sociales, las instituciones gubernamentales, financiadores, entre otras entidades. En total, entre el 2019 y este año, recolectamos información de más de 400 entidades. No obstante, luego de un proceso de depuración y verificación –muchos emprendimientos se desactivaron durante la pandemia, por ejemplo– consolidamos una lista de 339 organizaciones que presentamos de forma gráfica y resumida en este artículo.

 

Métodos y colaboración para la recolección de datos

 

Nuestra base de datos es heterogénea. En ella incluimos programas gubernamentales y privados de apoyo al emprendimiento, startups, laboratorios de innovación, aceleradoras, incubadoras y redes, entidades sin ánimo de lucro, fundaciones filantrópicas, medios de comunicación alternativos, empresas de base tecnológica y, desde luego, emprendimientos sociales. Nuestra lista se construyó teniendo en mente cuatro criterios: buscamos organizaciones que tuvieran actividades en Bogotá, que fueran liderados por personas jóvenes, que se apoyasen en tecnologías digitales y que pretendieran solucionar alguna problemática social. Todos los actores identificados cumplen con al menos uno de estos requisitos. Sobre cada elemento de la base de datos se trató de reunir cierta información básica como el nombre de la institución o del emprendimiento, una descripción breve, el enlace de la página web principal, las direcciones de hasta tres redes sociales, el lugar donde tienen operaciones, el nombre del fundador o responsable y el tipo de propiedad del organismo.

 

La búsqueda de estos actores se realizó de forma manual y colaborativa a través de la web. Nuestra base de datos fue alimentada por el equipo de investigadores del proyecto y también por becarios del ISUR quienes identificaron y clasificaron aproximadamente unos 50 actores del ecosistema. En el rastreo consultamos, por ejemplo, las vitrinas digitales de exhibición de emprendimientos que han elaborado organismos como la Cámara de Comercio de Bogotá, Invest in Bogotá, INNPulsa Colombia, ANDI, así como varios artículos periodísticos publicados en medios especializados en negocios y finanzas como la revista Forbes Colombia y el diario Portafolio. También realizamos una búsqueda en redes sociales para identificar, entre los seguidores de organizaciones como RECON, aquellas entidades afines a nuestros criterios.

 

¿Quiénes son?

 

Luego de depurar la información, iniciamos un proceso de catalogación y codificado de los actores  que interactúan en el ecosistema de emprendimiento local (339). A continuación presentamos un mapa o diagrama del ecosistema y sus actores que puede ser descargado en alta calidad en este enlace.

 

 

Como vemos en el diagrama, en nuestra base de datos identificamos nueve tipos de actores del ecosistema de emprendimiento e innovación social. Vale precisar que un elemento en nuestra base de datos puede cumplir hasta dos roles. Por ello, en orden de cantidad, estos actores fueron:

 

      1. Emprendimientos (216 elementos). Este grupo incluye, sobre todo, a emprendimientos de base tecnológica y fuerte orientación innovadora que dinamizan la economía bogotana. Tenemos ahí, por ejemplo, a la empresa Cíclico que elabora prendas de vestir, hamacas, mantas, ponchos y maletas con residuos textiles y botellas PET. O también está la tienda electrónica especializada en mascotas, Laika, cofundada por la joven emprendedora Manuela Sánchez y que hoy es el pet-commerce más importante de Colombia.
      2. Emprendimientos sociales (52 elementos). Añadimos aquí a entidades que a través de la innovación y de modelos de negocio afines al emprendimiento buscan solucionar problemas estructurales del país. En esta categoría incluimos, por ejemplo, a la organización no gubernamental Geek Girls Latam que busca reducir la brecha de género y las desigualdades sociales a través de la educación de jóvenes con enfoque STEAM y la integración a la economía digital.
      3. Organismos de soporte (41 elementos). En esta categoría se encuentran organizaciones que apoyan a los emprendedores bogotanos ya sea a través de la cooperación y conectividad en red, charlas y capacitaciones, la implementación de espacios de exhibición o los servicios de consultoría en medición del impacto social. Aquí se encuentra, entre otros, la Fundación Karisma, una organización con sede en Bogotá que trabaja en torno a las tecnologías digitales, los derechos humanos y la justicia social. Recientemente la Fundación Karisma, Comundos y el equipo de ISUR realizaron, por ejemplo, talleres de alfabetización digital para miembros de la comunidad wayuu en la Guajira.
      4. Medios de comunicación (16 elementos). Incluimos aquí a medios de comunicación digitales y alternativos que forman parte del ecosistema de innovación y que, en algunos casos, también pueden ser catalogados como emprendimientos sociales. Este es el ejemplo de Green Watcher,  un medio digital de periodismo especializado en la crisis climática y que cumple un importante rol para promover en Colombia iniciativas con impacto social.
      5. Agentes culturales (15 elementos). Se trata de un grupo de iniciativas que movilizan espacios de arte, las industrias creativas o el diálogo sobre la sostenibilidad en Bogotá. Está ahí, entre otros, el colectivo de mujeres Pedaleándole a la vida que promueve el uso de la bicicleta para romper estereotipos de género y reducir el cambio climático.
      6. Organismos de gobierno (6 elementos). Se enumeran aquí algunas entidades públicas –nacionales o locales– que están relacionadas con la promoción del emprendimiento y de la innovación social como el programa iNNPulsa Colombia o el Laboratorio de Innovación Pública de Bogotá (IBO).
      7. Entidades de financiamiento (5 elementos). En esta lista están algunas entidades que ofrecen soluciones financieros a emprendedores y microempresarios. Por ejemplo, el programa Bogotá Productiva Local que ofrece créditos con bajos intereses a los ciudadanos y asesoría para mejorar los modelos de negocio.
      8. Capital humano (5 elementos). Es un grupo de organismos –que también pueden ser emprendimientos– que enfoca sus esfuerzos en la capacitación de los ciudadanos. Un ejemplo destacado es Protalento, una plataforma que ya opera en Colombia y en México y que forma a profesionales técnicos en carreras de alta demanda relacionadas con la tecnología.
      9. Mercados (3 elementos). Son vitrinas o mercados virtuales que buscan agilizar el vínculo entre proveedores y consumidores. Este es el caso de Morapp, una plataforma digital fundada por Kenny Prado para conectar a los agricultores colombianos productores de frutas, verduras o huevos con los consumidores finales en la capital.

 

Aunque se trata de una muestra pequeña y no representativa del ecosistema de innovación social y emprendimiento de Bogotá, nuestro ejercicio de rastreo y catalogación de actores sí nos permite identificar, por ejemplo, el peso que tienen las tecnologías digitales en casi todos los procesos productivos. En todos nuestros casos identificados, las redes sociales comerciales como Facebook o Instagram son canales importantes para la comunicación externa. Para un grupo menor, el diseño y mantenimiento de aplicaciones digitales propias [como en el caso de Morapp o Laika] son factores esenciales del modelo de negocio. Y también hay otro sector importante de actores que ofrecen capacitación y asesoría a otros emprendedores en temas como inteligencia artificial o producción de contenidos digitales.

 

Por ello, en nuestro próximo artículo exploraremos más profundamente cómo se orientan los emprendimientos sociales en su relación con la tecnología.

Jóvenes e Innovación Social Digital: una investigación desde Bogotá

Auxiliados por las tecnologías digitales, la voluntad de innovar y abundante perseverancia, muchos jóvenes deciden convertirse en emprendedores sociales en la capital. Un proyecto de investigación del ISUR viene rastreando las prácticas, fortalezas y desafíos de esta comunidad de innovación.

 

Serie Jóvenes e Innovación Social Digital (artículo 1 de 8)

 

Desde el 2019, el Centro de Internet y Sociedad de la Universidad del Rosario (ISUR) viene investigando el ecosistema juvenil de emprendimiento social e innovación digital en Colombia. Esta iniciativa –que forma parte del proyecto internacional Economía Digital y Futuro del Trabajo– tiene como objetivo entender las prácticas de emprendedores y emprendedoras jóvenes, identificar las oportunidades y desafíos que encuentran, así como también describir el entorno de instituciones y recursos que tienen a su disposición para llevar adelante iniciativas que buscan no solo generar ganancias económicas, sino también lograr un cambio positivo en sus comunidades. Para lograr estas metas, nuestro equipo de investigación se planteó las siguientes preguntas: ¿cómo están utilizando los emprendedores jóvenes las tecnologías digitales para sus proyectos?, ¿qué características tienen en común los emprendimientos sociales en materia digital?, ¿qué instituciones y recursos favorecen la innovación social en el contexto colombiano y, en particular, en la ciudad de Bogotá?.

 

Por medio de una serie de entradas, que inauguramos con este artículo, queremos compartir algunos de los hallazgos de nuestra investigación.

 

El emprendimiento social y la innovación digital en Bogotá

 

Aunque el emprendimiento social ha llamado la atención de las investigaciones académicas de forma creciente, en nuestro país no abundan los estudios especializados. Para tratar de aliviar la falta de datos locales, en noviembre del año pasado iNNpulsa Colombia –la agencia gubernamental de emprendimiento e innovación– dedicó la cuarta edición de su boletín “Analítica” a la exploración teórica del fenómeno del emprendimiento social tanto en Colombia como en otros países. En ese documento, la entidad informó que la medición del impacto de los emprendimientos sociales colombianos se había convertido en una prioridad estatal por lo que prometió iniciar “un proceso de monitoreo y evaluación mediante una plataforma de inteligencia de datos de la ruta Núcleo E, programa de iNNPulsa que marca toda la línea de emprendimiento social” (p.6). La información que proporcione en el futuro esta plataforma de inteligencia de datos será muy importante para el sector y podría ser usada, por ejemplo, para tomar decisiones que garanticen la sostenibilidad financiera de los emprendedores sociales.

 

Por otra parte, gracias al trabajo de organizaciones sin ánimo de lucro como RECON, sabemos que los emprendedores sociales colombianos tienen un rostro joven: el 45,5% de ellos tiene entre 18 y 35 años, según un informe elaborado en el 2020 a partir de una encuesta a 527 iniciativas económicas. Asimismo, la mayor parte de estas iniciativas se concentran en la región centro oriente y, en particular, en Bogotá. Vale la pena resaltar que buena parte de estos emprendedores dirigen sus esfuerzos hacia la atención de las necesidades sociales de comunidades vulnerables como las víctimas del conflicto armado, madres solteras, comunidad LGBTI, afrodescendientes, raizales o palenqueros, adultos mayores o inmigrantes.

 

No obstante, RECON también ha alertado sobre varios factores que juegan en contra de los emprendedores sociales. De acuerdo con el estudio de la ONG, el 83,7% no ha accedido al sistema financiero, el 44,6% no tiene personería jurídica y el 60,4% considera que el Estado no apoya a esta clase de iniciativas de innovación social. La consolidación de modelos de negocio sostenibles, como veremos en nuestros próximos artículos, es uno de los principales retos que enfrentan los emprendedores sociales en Colombia. Atender estos retos implica, por ejemplo, evaluar qué tipo de personería jurídica es la más propicia para los emprendimientos sociales (que hoy adoptan muchas modalidades en nuestro país, desde organizaciones sin ánimo de lucro hasta sociedades anónimas simplificadas).

 

Ahora bien, pese a las dificultades, los emprendedores sociales son flexibles, tratan de seguir adelante y suelen reconocer el valor de la persistencia. Por ello, nuestro proyecto de investigación, llamado “Jóvenes e Innovación Social Digital”, busca aportar al estudio sobre los emprendimientos sociales analizando las prácticas vinculadas con el aprovechamiento de las tecnologías digitales como Internet, los teléfonos móviles y las aplicaciones; así como mediante la descripción de ciertas habilidades socioemocionales recomendadas por quienes ya han lanzado iniciativas al mercado. Con ese objetivo en mente, y luego de realizar una revisión bibliográfica, este proyecto desarrolló una base de datos de más de 350 actores del ecosistema de emprendimiento local. Estos actores fueron descritos y catalogados por los becarios del ISUR quienes también desarrollaron estudios de caso de algunos de los emprendimientos. Asimismo, sostuvimos entrevistas con siete jóvenes emprendedores que operan en Bogotá y quienes accedieron –voluntaria y gentilmente– a compartir sus testimonios. Algunos de ellos se dedican, por ejemplo, a capacitar en habilidades tecnológicas a personas de bajos recursos, a la producción de alimentos veganos y saludables o a la difusión de contenidos periodísticos alternativos en plataformas digitales. Nuestras entrevistas fueron realizadas entre mayo y julio del 2021, aunque los datos que suministraremos en los próximos artículos han sido actualizados hacia el 2022.

 

Acerca de la investigación

 

El proyecto Economía Digital y Futuro del Trabajo (del cual nuestra investigación local forma parte) es financiada por el Research Council of Norway y en él participan la BI Norwegian Business School, el Berkman Klein Center for Internet and Society, la Universidad de Chile y el Centro ISUR.

 

La investigación Jóvenes e Innovación Social Digital del Centro ISUR fue desarrollada de 2019 a 2022 con la participación de un investigador y coordinador principal, un investigador asistente y varios grupos de becarios (entre cuatro a siete estudiantes de pregrado de la Universidad del Rosario) quienes desarrollaron casos de estudio, colaboraron con el mapeo del ecosistema de emprendimiento, revisaron literatura académica y participaron en encuentros semanales de discusión.