La falta de profesionalización, de educación financiera y de competencias empresariales son los principales obstáculos que enfrentan los emprendedores sociales en Colombia, apunta Joanna Prieto, cofundadora de Geek Girls Latam. Mediante su organización, Prieto busca reducir la brecha de género STEM en la región.
Serie Jóvenes e Innovación Social Digital (artículo 8 de 8)
Hacia julio del 2019, solo el 29,3% del total de investigadores en el campo de las ciencias eran mujeres. Con esa cifra inicia el documento “Las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas en América Latina y el Caribe” publicado por ONU Mujeres en el 2020. El estudio advierte también que en Latinoamérica persiste una subrepresentación de las mujeres en los campos relacionados con las STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemática, por sus siglas en inglés) pese a que nuestra región supera la media mundial de participación de mujeres en ciencias. En Colombia, según el mismo documento de ONU Mujeres que cita datos de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT) del 2017, del total de investigadores en ingeniería y tecnología, solo el 26% eran mujeres. A esta disparidad se le conoce como brecha de género STEM y su reducción es uno de los objetivos de Geek Girls Latam, un emprendimiento social fundado por Joanna Prieto y Diana Salazar hace más de 10 años.
En julio del 2021, Prieto fue entrevistada para el proyecto Jóvenes e Innovación Social Digital. En la charla, la emprendedora social explicó algunas de sus estrategias para incrementar la equidad y la inclusión femenina en las áreas STEM que hoy son indispensables en la economía digital. Entre los programas y servicios que ofrece Geek Girls Latam está, por ejemplo, Apropia, una ruta para el fortalecimiento de las competencias digitales dirigida a niñas y adolescentes. La empresa también ha diseñado un programa de exploración vocacional para las áreas de ciencia y tecnología, un programa de certificación en carreras del futuro (en alianza con Coursera), una academia de seguridad digital dirigida a docentes y cuidadores de niños y cátedras virtuales que exploran la relación entre el liderazgo femenino y las tecnologías 4.0. Para Prieto, la clave está en mejorar la empleabilidad de las latinoamericanas frente a una sociedad cada vez más informatizada.
Múltiples brechas
¿Qué competencias digitales son indispensables para las colombianas? Según Joanna Prieto no hay una respuesta sencilla. Todo depende, explica, de las características de la población que se quiera analizar. La brecha cambia, por ejemplo, si nos movilizamos en el eje urbano-rural. “Las mujeres con mayor índice de vulnerabilidad o en territorios tienen unas brechas mucho más fuertes en las competencias digitales”, resume Prieto. La brecha STEM se conecta con otras desigualdades latentes en el país que tienen que ver con la edad, el nivel educativo alcanzado, las condiciones de conectividad en los territorios y otros factores sociales como la violencia de género y el conflicto armado.
El equipo de especialistas de Geek Girls Latam suele tomar en cuenta estas variables para elaborar sus programas guiándose, en ocasiones, del marco europeo de competencias digitales. En algunos casos, los servicios de este emprendimiento social se concentran en la alfabetización digital más básica, es decir, actividades que van desde enseñar las partes de un computador a las niñas y adolescentes hasta a crear una cuenta de correo electrónico. En otros casos, las mujeres que acceden a sus programas buscan servicios más avanzados como la creación de aplicaciones móviles, el desarrollo de páginas web y conceptos sobre mercadeo digital. “Planear un proyecto nos puede tomar perfectamente un mes. Nos importa muchísimo entender cuál es la población que estamos impactando y para ello realizamos un diagnóstico de las capacidades”, explica Prieto.
Otra característica de Geek Girls Latam es su énfasis en el empoderamiento y la confianza de las mujeres. Según cuenta su cofundadora, en los primeros años diseñaron programas muy enfocados en las habilidades técnicas digitales pero detectaron cierta deserción de estudiantes que no entendían la utilidad de esos contenidos. “Comprendimos que había que empezar a trabajar más en las habilidades blandas, en temas de autoestima, liderazgo, comunicación, negociación, trabajo en equipo y marca personal”, dijo Prieto. Para la emprendedora, en la economía digital es crucial que las mujeres visibilicen su trabajo y sus capacidades para así mejorar su empleabilidad.
Una apuesta por la profesionalización
Según Joanna Prieto, uno de los principales problemas de los emprendedores sociales es la falta de profesionalización en materia de educación financiera y competencias empresariales. “Cuando uno va a buscar mentores, por ejemplo, sufro porque no encuentro profesionales de fundraising que sepan formular proyectos bajo un marco lógico o teoría del cambio que son los marcos bajo los que se formula la cooperación internacional (…) No hay esos profesionales porque la academia forma administradores con mirada hacia las empresas profit [con fines de lucro]”, apunta. Como hemos visto en esta investigación, los emprendedores sociales se desenvuelven en un entorno cada vez más competitivo y por ello deben cuantificar su impacto social con metodologías racionales para solicitar, por ejemplo, apoyo financiero a entidades internacionales. Según la UNICEF, la teoría del cambio provee un marco lógico para evaluar el impacto de una actividad y “resulta útil para establecer qué datos es preciso recopilar y cómo deben analizarse”.
Prieto añade que la falta de profesionalización se manifiesta en los problemas de financiamiento que afectan, en general, a los emprendimientos sociales colombianos. Estos problemas de financiamiento, a su vez, provocan que en el sector no se encuentren salarios atractivos, lo que ahuyenta a los potenciales emprendedores y colaboradores. Para la cofundadora de Geek Girls Latam, es importante que las entidades públicas y privadas colombianas tengan un mejor entendimiento sobre los alcances del emprendimiento social. “El emprendimiento social no debe ser mirado como la caridad. Antes era mirado así porque así fue concebido, pero ha ido evolucionando. En plena cuarta revolución industrial, el emprendimiento social ahora es innovador, disruptivo, entiende perfectamente a la comunidad. Tiene la capacidad de ser sostenible, pero necesita el apoyo y un contexto para que lo incube y lo potencie”, advierte la emprendedora quien recalca que hablar de dinero en el sector social no debería ser un tabú, sino una vía para garantizar la sostenibilidad y un mayor impacto en la comunidad.