Dentro del ecosistema comunicativo actual han surgido unos actores que forman parte de la conversación a la hora de establecer qué es “verdad” o “mentira”. Estos son los facts-checkers, o verificadores, organizaciones que trabajan en recopilar información que esté navegando por las redes y se encargan de comprobar si lo que se dice es cierto, si es cierto pero le falta algún contexto, o simplemente no es verdad. En este post, vamos a revisar cuáles son los criterios que emplean los verificadores para seleccionar y revisar la información que circula en internet. Es necesario entender que los fact-checker tiene, entre sus objetivos, contrarrestar circulación de desinformación, entendida como información creada, o usada con una mala intención, y la misinformación, como el contenido que se comparte sin mala intención.
La desinformación es una estrategia que se utiliza para hacer daño y puede llegar a ser muy grave en el funcionamiento de una sociedad. La desinformación busca crear zozobra, miedo y desconfianza. Un ejemplo claro de esto, fueron los años 2020-2021, periodo de surgimiento, propagación y combate de la Covid-19. Fue una época en la que a nivel mundial se generaron grandes cantidades de información falsa, tal fue el punto que la OMS acuñó el término “infodemia” para referirse a todo el desorden informativo del momento.
Es por esto mismo, que, durante este periodo, La Silla Verifica y ColombiaCheck, dos verificadores asociados a la International Fact-Checking Network (IFCN) trabajaron en la verificación y comprobación de información que circulaba por cadenas de WhattsApp, Telegram, o que se publicaba en redes sociales como Facebook o Twitter, ahora X. Fueron cerca de 110 publicaciones las que fueron revisadas por estos verificadores y que se agruparon en una base de datos de la IFCN.
Esta base de datos agrupa todo tipo de noticias e información que desde el Centro de Internet y Sociedad de la Universidad del Rosario, ISUR, hemos clasificado, analizando si la desinformación que se manifiesta en ella ataca directamente alguna vacuna en específico, si demuestra algún interés político, religioso, científico; y el tipo de desinformación que se maneja, según lo ha clasificado First Draft.
Haciendo una revisión de la base de datos facilitada por IFCN encontramos que en su trabajo, los verificadores tuvieron en cuenta noticias nacionales con origen internacional, afirmaciones de políticos, de médicos, e incluso la base se compone con muchas teorías conspirativas que fueron revisadas posteriormente por los facts-checkers. Es decir, la base de datos agrupa las noticias que hagan referencia en Colombia a temas relacionados la Covid19
Viralidad
Es en este punto de la conspiración donde observamos como hay notas que a simple vista se destacan por su particularidad, especialmente enfocados en el contenido que se verifica. “No, no hay bebés transhumanos a causa de la vacuna contra el COVID-19” titula una de las notas verificadas por ColombiaCheck, este viene acompañado de un video que circuló por Facebook durante en el que se ve un bebé recién nacido y que afirman que está con una modificación genética a causa de la vacuna del Covid 19. Material así, es el que se conoce como desinformación a partir de contenido fabricado. Es un contenido inventado desde cero y que busca generar miedo frente a las vacunas, acercándose a la población negacionista de las vacunas. Por su parte, el trabajo realizado por ColombiaCheck es muy claro, donde señala la inconsistencia de este material para señalarse como falso. Además, señalan que otra agencia de verificación, en este caso Reuters, ya había demostrado previamente que este contenido era falso. La explicación brindada por ambas verificadoras es completa, desmonta el video y además señala que el ADN no se ve modificado.
Sin embargo, a simple vista resulta llamativo que se enfoquen esfuerzos en desmentir este tipo de contenido de corte conspiranoico, ya que se podría llegar a creer que estas noticias a simple vista no deberían tener tanto impacto, sin embargo, se puede ver reflejado que alguna información que podría llegar a considerarse “ridícula” tiene mucha difusión tanto en redes sociales y genera especial atención por parte de los verificadores.
La nota “Vacunados contra COVID-19 no pierden sus derechos ni son propiedad de las farmacéuticas” es otra nota verificada por ColombiaCheck en la que señala que en redes sociales, principalmente Facebook se propagó la idea de que al vacunarse, la persona se vuelve propiedad de la empresa por la modificación de su ADN, esta idea además, va de la mano con un concepto previamente manejado por los antivacunas y es que la vacuna es una experimentación y que el paciente vacunado hace parte de un experimento y que después las farmacéuticas patentarían esos casos. Sin embargo, es otra desinformación, carente de contexto y exageración del contenido. ColombiaCheck señaló que esta nota tuvo alta difusión en redes sociales y por eso fue verificada.
La viralidad en redes sociales es entonces uno de los criterios de selección que tienen los verificadores, y el impacto que esto puede llegar a tener en las audiencias. Al revisar la base de datos de la IFCN encontramos que hay notas en las que sí se hace el énfasis del porque son seleccionadas para la revisión. En algunas notas se mide la cantidad de interacciones que tuvieron, por ejemplo, los “me gusta” o las “compartidas”. De hecho, 51 de las 110 notas que codificamos en la base de datos se entiende que son analizadas por el impacto que tuvieron en redes sociales.
Audiencias
Otro factor clave que utilizan los verificadores como criterio de selección o no de algún contenido es el hecho de que sus audiencias se lo hayan pedido. Esto destaca principalmente en La Silla Vacía donde hacen énfasis que su público reenvío alguna cadena de WhattsApp o imagen viral en Facebook para determinar y comprobar la realidad de lo que esta imagen aporta y dice. Esto se puede rescatar también como que los verificadores están interesados en tener unas audiencias realmente informadas y lejos de la desinformación de las redes, pretenden entonces que sus usuarios no caigan en estos bulos. Además, dejan la sensación de trabajo mancomunado tanto de las audiencias como de los verificadores en pro de tener una sociedad informada. De las 110 notas que se revisaron en la base de datos de IFCN, cerca de 18 fueron verificadas por solicitud de las audiencias. Un ejemplo de este tipo de notas por “solicitud de la audiencia” es “DETECTOR: NO, LOS MÉDICOS Y ENFERMEROS NO PUEDEN SER ACUSADOS DE “CRÍMENES DE GU” en la que se evidencia una desinformación y un ataque hacia el personal de salud en el marco de la pandemia mundial generada por el Covid19.
Otra de las categorías que evidenciamos que son utilizadas por los verificadores para seleccionar el contenido que revisan es el de “calificado por la audiencia” que hace referencia a enunciados que señalan que los mismos usuarios de las redes sociales catalogan la información circulante en redes como falsa. Un ejemplo de esta categoría es “DETECTOR: NO HAY EVIDENCIA DE QUE LA VACUNA DE PFIZER PUEDA PRODUCIR IMPOTENCIA SEXUAL Y CALVICIE”. Esta nota además, tiene una particularidad que contiene el contenido fabricado, el mayor grado de desinformación, y es el elaborar una imagen con un enunciado y tratar de respaldarlo con la plantilla de un medio de comunicación, y así impactar más fácilmente a las audiencias que se persuaden fácilmente por creer en los medios de comunicación. De este tipo hay 26 notas en la base de datos anteriormente mencionada.
Hay una serie de noticias que no se especifica claramente dentro del contenido de las notas, sin embargo, se podría entender que la verificación de estas notas se hace porque se cita a personajes reconocidos como políticos o médicos del país que podrían buscar ser respaldados por la autoridad de sus imágenes y nombres y que igualmente tratan de persuadir a las audiencias.
Conclusiones
En general podemos evidenciar que los facts-checkers quieren mantener una relación constante con sus audiencias. Tanto en el caso de la “solicitud de audiencia” como en el de “calificado por la audiencia” ya que son contenidos que reflejan un interés genuino desde la ciudadanía en mantenerse informados y lejos de los espectros de desinformación que circulan diariamente entre las redes sociales. La viralidad también trabaja en ciertos casos de la mano de la conspiración, es normal que noticias que parezcan absurdas o que contengan un tema que en el titular sea polémico hará que se difunda con mayor rapidez, si el tema genera temor es posible que tenga más alcance a un tema científico con alguna explicación muy técnica que no genere interés en las personas.
Entendemos así mismo, que por la coyuntura del Covid19 fue mucha la información que circuló en redes, grupos y cadenas, en este caso las 110 que seleccionamos fueron enfocadas principalmente en las vacunas, que eran posiblemente el mayor “enemigo” de los grupos negacionistas, u opositores a estas medidas de salud. Si bien, para un porcentaje de la audiencia que día a día convive con estos medios de difusión pueden ser evidentes que hay noticias que parecen inverosímiles, es necesario entender que hay una población que puede ser persuadida con mayor facilidad y que es más susceptible a caer en este tipo de bulos informativos, esto, además, puede ir de la no con las creencias y convicciones que manifieste cada persona, lo que la haría más susceptible. Es decir, por más que parezca innecesario este tipo de verificación, dado el nivel de desinformación y viralidad, el Verificador cumple con su tarea y desarrolla el ejercicio periodístico como es necesario hacerlo.