Tácticas narrativas del movimiento de escépticos de las vacunas en Internet

Aunque los movimientos y agrupaciones de personas que desconfían de las vacunas, que se oponen a la vacunación,   y que son escépticas  sobre las vacunas (vaccine hesitancy)  crecieron  con la llegada de medios digitales como blogs, foros y páginas web en algunos países de Norteamérica y Europa, especialmente Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, el auge de redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea, y el contexto de la pandemia de la Covid-19, permitió que estos  movimientos se consolidaran  en otras regiones del mundo. Esto resultó evidente durante el proceso de vacunación para Covid-19, cuando este movimiento organizó protestas y eventos a nivel global, a través de organizaciones internacionales con presencia en redes sociales, principalmente Twitter y grupos de Facebook, así como grupos de WhatsApp.

 

El movimiento de dudosos frente a las vacunas se ha convertido en objeto de estudio para numerosos autores, quienes evalúan su comportamiento y comunicación en el ecosistema mediático digital. Estos estudios se han realizado en Estados Unidos, Canadá, España, Bolivia, entre otros, con diversas metodologías, que van desde análisis de contenido en redes sociales como Twitter y WhatsApp hasta encuestas. En uno de estos estudios, realizado a páginas web de movimientos de indecisos frente a las vacunas en Canadá, la investigadora Anna Kata (2011) identificó diferentes tácticas usadas por este movimiento. Estas giran alrededor de cuatro objetivos mencionados a continuación:

 

  • Sesgar a la ciencia: aprobar y promocionar estudios o teorías científicas a favor del movimiento. Este objetivo se relaciona con narrativas como “no soy antivacunas, soy pro vacunas seguras”, “las vacunas deberían ser 100 % seguras” o “la ciencia se ha equivocado antes”. 
  • Cambiar las hipótesis: proponer continuamente nuevas teorías sobre las vacunas, aplicando narrativas como “las vacunas son tóxicas” o “no se puede probar que las vacunas sean seguras”.
  • Censura: este objetivo, como el siguiente, se concentra en reprimir lo que dicen quienes opinan diferente o defienden las vacunas.
  • Ataques a opositores: algunos de estos ataques llegan a ser directos y personales, usando narrativas que insinúan que quienes están a favor de las vacunas lo hacen por dinero de las farmacéuticas.

 

Narrativas escépticas en Instagram y en idioma español

Estas tácticas narrativas se han popularizado entre los escépticos de la vacunación alrededor del mundo, y han sido replicadas en contenidos de redes sociales publicados en diferentes idiomas por usuarios escépticos de diferentes países. En nuestra investigación sobre desorden informativo y vacunación contra COVID-19 en Bogotá, hemos encontrado que publicaciones en redes sociales en idioma español son amplificadas por agrupaciones y personalidades locales que tienen posturas escépticas y críticas hacia las vacunas.

 

Un ejemplo de narrativa científica sesgada se basa en publicar estudios que demuestran efectos negativos de las vacunas, ignorando la estadística, estudios, autoridades y demás información oficial detrás de estos casos. En la siguiente imagen se evidencia cómo desde una cuenta de Instagram, un abogado argentino, parte del movimiento de escépticos de la vacunación, difunde la imagen de un titular de un artículo donde se asegura que la mortalidad de niños en Europa aumentó en un 63.000 % debido a la vacuna de Covid-19. En la nota, que fue eliminada, se aseguraba que esa cifra había sido reportada por el Sistema Europeo de Monitoreo de Mortalidad (EuroMOMO). Lo que reportó ese sistema en el boletín citado fue la muerte de más de 60.000 niños en 24 países de Europa en la semana 22 del año 2023, sin atribuir ninguna causa y, por tanto, tampoco a las vacunas. Aunque la nota fue eliminada, no hubo ninguna publicación de retracto y ya había sido compartida en distintas redes sociales, como el caso de la imagen, donde la gente se muestra indignada frente a la cifra.

 

Captura de Instagram
Imagen: captura de Instagram.

 

Esta narrativa sesgada también se evidencia en cuestionamientos tanto a la efectividad como a las vacunas en general, en este caso, respaldados por científicos y médicos que promueven el escepticismo y la desconfianza.  Por ejemplo, en la siguiente publicación, una médica argentina ofrece “controles posteriores a los inóculos”, señalando que “jamás fueron experimentales, tiene claros objetivos”. Además asegura que las vacunas contra el Covid-19 no son necesarias y que generan una lista de efectos secundarios que se observan en la publicación. Estas y otras afirmaciones de otros médicos han sido verificadas por ColombiaCheck.

 

Captura de Instagram
Imagen: captura de Instagram.

 

También se ha señalado que las vacunas no cumplieron todas las fases de prueba o que realmente fueron hechas para modificar el ADN, así como que pueden llegar a causar cáncer o esterilidad, afirmaciones que han sido desmentidas por diferentes fact-checkers. La siguiente publicación de un activista provida costarricense es un ejemplo de esto, pues señalas que las vacunas son «abortivas y están afectando a todos los costarricenses con turbo-cánceres, miocarditis, pericarditis, infartos, derrames, problemas en el sistema nervioso central-neurológico, musculo-esqueético, digestivo, metabólico, endocrino, entre otros».

 

Captura de Instagram.
Imagen: captura de Instagram

 

Además del sesgo científico, otra de las narrativas que más se difunde, y que corresponde al objetivo de cambiar continuamente la hipótesis frente al tema de vacunación, es la de la fabricación de vacunas (e incluso enfermedades) con el fin de controlarnos y/o que los dueños de las farmacéuticas o Bill Gates se enriquezcan. Al igual que las anteriores, esta narrativa ha sido revisada y desmentida en diferentes ocasiones por distintos fact checkers como el de La Silla Vacía. En la imagen se evidencia una publicación realizada por una autora española afirmando que “la industria farmacéutica es un gran negocio”.

 

Captura de Instagram
Imagen: captura de Instagram

Soluciones para mitigar el desorden informativo

 

Ante la frecuente desinformación y misinformación generada por los contenidos propagados por los activistas de los movimientos de escépticos y dudosos alrededor del mundo, se ha abierto el debate sobre qué hacer frente a este comportamiento en redes sociales. Hay dos posturas principales que proponen sobre todo políticos y académicos: censura y educación. La primera plantea eliminar tanto publicaciones con desinformación como aquellas cuentas que las realizan con frecuencia. Esta medida ya ha sido adoptada por redes sociales como Youtube; sin embargo, esto abre la controversia sobre la libertad de expresión. 

 

La segunda, de orientación pedagógica, se enfoca en una mejor comunicación sobre las enfermedades y sus vacunas, y del trabajo que realizan las autoridades, teniendo como fin mejorar la confianza en las instituciones y en las medidas que adoptan. Quienes se oponen a esta idea alegan que no es una medida que funcione a corto plazo. 

Referencias

  • Carpiano, R., Callaghan, T., DiResta, R., Brewer, N., Clinton, C., Galvani, A., Lakshmanan, R., Parmet, W., Omer, S., Buttenheim, A., Benjamin, R., Caplan, A., Elharake J., Flowers, L., Maldonado, Y., Mello, M., Opel, D., Salmon, D., Schwartz, J., Sharfstein, J., Hotez PJ. (2023). Confronting the evolution and expansion of anti-vaccine activism in the USA in the COVID-19 era. Lancet, 401, 967–70. doi: 10.1016/S0140-6736(23)00136-8.
  • Kata, A. (2011). Anti-vaccine activists, Web 2.0, and the postmodern paradigm – An overview of tactics and tropes used online by the anti-vaccination movement. Vaccine, 30(25). https://doi.org/10.1016/j.vaccine.2011.11.112
  • Peredo, V. (2022). Organización, discurso y actividad digital. Una aproximación al movimiento antivacunas en grupos de WhatsApp. Punto Cero, 27(44), 71–88. https://doi.org/10.35319/puntocero.202244192
  • Neff, T., Kaiser, J., Pasquetto, I., Jemielniak, D., Dimitrakopoulou, D., Grayson, S., Gyenes, N., Ricaurte, P., Ruiz-Soler, J., & Zhang, A. (2021). Vaccine hesitancy in online spaces: A scoping review of the research literature, 2000-2020. Harvard Kennedy School (HKS) Misinformation Review. https://doi.org/10.37016/mr-2020-82
  • Prinisk,i J., Holyoak, K. (2022) A darkening spring: How preexisting distrust shaped COVID-19 skepticism. PLoS ONE, 17(1). https://doi.org/10.1371/journal.pone.0263191
  • Thelwall, M., Kousha, K., & Thelwall, S. (2021). Covid-19 vaccine hesitancy on English-language Twitter. Profesional De La información Information Professional, 30(2). https://doi.org/10.3145/epi.2021.mar.12
  • Torres González, O. (2018). Claves para comprender la resistencia de los colectivos antivacunas: una controversia científico-tecnológica pública. RHV. An International Journal of Philosophy, (11), 7–37. https://doi.org/10.22370/rhv2018iss11pp7-37

Convocatoria a artículos: Desórdenes informativos en ecosistemas mediáticos latinoamericanos

Como complemento a nuestras investigaciones sobre ecosistemas de medios en el Centro ISUR, estaremos co-editando un dossier temático para la Revista Dixit sobre Desórdenes informativos en ecosistemas mediáticos latinoamericanos.

 

Invitamos a académicos, investigadores y profesionales a contribuir a contribuir con sus investigaciones. Se pueden para presentar trabajos hasta el 20 de Abril de 2024.  

DOSSIER: Desórdenes informativos en ecosistemas mediáticos latinoamericanos

La proliferación de información problemática en los ecosistemas mediáticos ha contribuido al incremento de una serie de desórdenes informativos que representan desafíos sin precedentes para las sociedades contemporáneas (Del-Fresno-Garcia, 2019; García-Marín, 2020; Tucker et al., 2018; Wardle & Derakhshan, 2017).

Conceptualizados desde diversas perspectivas y utilizando diferentes términos —“desinformación”, “misinformación”, “hechos alternativos”, “noticias falsas”, “deepfakes”—, los desórdenes informativos se caracterizan por la difusión intencionada o no intencionada de contenidos inexactos y por su rápida producción y propagación en entornos en red.

Desde la política a la economía, pasando por la cultura y la salud pública, la abundante y veloz circulación de informaciones falsas y engañosas a través de medios digitales y análogos ha generado alteraciones en el desarrollo de los procesos democráticos, la confianza en las instituciones y la salud pública, entre otros. Aunque los desórdenes informativos son un problema de escala global, se manifiesta de forma particular en contextos regionales, nacionales y locales de acuerdo a condiciones históricas, culturales, tecnológicas, políticas y económicas específicas.

El objetivo de este dossier es reunir investigaciones que permitan avanzar en la comprensión de los desórdenes informativos en los ecosistemas mediáticos latinoamericanos, su impacto en diversos ámbitos y las estrategias para mitigar sus efectos.

Investigar los desórdenes informativos presenta varios retos conceptuales y metodológicos (Altay et al., 2023; Anderson, 2021; Camargo & Simon, 2022). A pesar del auge de investigaciones desde la comunicación y otras disciplinas sobre este problema en la última década, y de los esfuerzos por contrarrestar su propagación y efectos por parte de gobiernos, empresas y académicos, la terminología utilizada para explicar los desórdenes informativos continúa siendo debatida y presenta diferencias culturales, contextuales y lingüísticas. Así mismo, a nivel metodológico, la naturaleza dinámica del problema, la escala y el volumen de información, la diversidad y rápida evolución de plataformas digitales, el ahistoricismo y las consideraciones éticas representan desafíos que los investigadores deben confrontar. Abordar con éxito estos retos exige colaboración interdisciplinar, marcos éticos y el compromiso de mantenerse al día de los últimos avances tecnológicos.

En este sentido, surgen las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las aproximaciones metodológicas y conceptuales para investigar y entender los desórdenes informativos en el contexto latinoamericano? ¿Cómo han evolucionado en la última década?

Para este dossier, convocamos a colaboraciones en forma de artículos de investigación que amplíen los límites del conocimiento actual en los estudios sobre desinformación y los desórdenes informativos.

Líneas temáticas sugeridas, pero no limitadas a las siguientes: 

  • Aproximaciones metodológicas al estudio de los desórdenes informativos.
  • Definiciones, tipología y formatos de los desórdenes informativos.
  • Populismo, democracia y desinformación.
  • El rol de los verificadores (fact-checkers) ante el desorden informativo.
  • Redes sociales, plataformas digitales y desinformación.
  • Inteligencia artificial, automatización y desórdenes informativos.
  • Discurso violento (de odio), libertad de expresión y desórdenes informativos.
  • El periodismo frente a la desinformación.
  • Incentivos para la producción, amplificación y consumo de desinformación.
  • Economía y lógica comercial del desorden informativo.
  • Medidas para contrarrestar y adaptarse a los desórdenes informativos (e.g. alfabetización mediática e informacional, regulación, moderación de contenidos).
  • Costos de los desórdenes informativos en términos económicos, políticos, de salud pública, entre otros.
  • Eventos paradigmáticos: pandemia, procesos electorales, protestas sociales, conflictos internacionales, estudios de casos locales y globales.
  • Derechos humanos, desigualdades y desórdenes informativos.

Información importante

Referencias

  • Altay, S., Berriche, M., & Acerbi, A. (2023). Misinformation on Misinformation: Conceptual and Methodological Challenges. Social Media + Society, 9(1). https://doi.org/10.1177/20563051221150412
  • Anderson, C. W. (2021). Propaganda, misinformation, and histories of media techniques. Harvard Kennedy School (HKS) Misinformation Review, 2(2). https://doi.org/10.37016/mr-2020-64
  • Camargo, C. Q., & Simon, F. M. (2022). Mis- and disinformation studies are too big to fail: Six suggestions for the field’s future. Harvard Kennedy School (HKS) Misinformation Review, 3(5). https://doi.org/10.37016/mr-2020-106
  • Del-Fresno-García, M. (2019). Desórdenes informativos: sobreexpuestos e infrainformados en la era de la posverdad. El Profesional de la Información28(3), e280302.
  • García-Marín, D. (2020). Infodemia global. Desórdenes informativos, narrativas fake y fact-checking en la crisis de la Covid-19. El Profesional de la Información29(4), e290411.
  • Tucker, J. A., Guess, A., Barbera, P., Vaccari, C., Siegel, A., Sanovich, S., Stukal, D., & Nyhan, B. (2018). Social Media, Political Polarization, and Political Disinformation: A. Review of the Scientific Literature. SSR Electronic Journal. https://doi.org/10.2139/ssrn.3144139
  • Wardle, C., & Derakhshan, H. (2017). Information Disorder: Toward an interdisciplinary framework for research and policy making. Council of Europe. https://edoc.coe.int/en/media/7495-information-disorder-toward-an-interdisciplinary-framework-for-research-and-policy-making.html

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* Doctor en Comunicación y Cultura por la Universidad Federal de Río de Janeiro, Brasil. Magíster en Comunicación por la Pontificia Universidad Javeriana, Colombia. Antropólogo por la Universidad de Antioquia, Colombia. Profesor del programa de Periodismo y Opinión Pública de la Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario, Colombia. Algunas de sus líneas de investigación son: periodismo y análisis de medios, economía política de la comunicación, ecosistemas mediáticos y plataformas digitales.

** Profesor asistente en el departamento de Comunicación en la Pontificia Universidad Javeriana, Colombia. Investigador asociado en el Centro ISUR de la Universidad del Rosario, Colombia, y en el Centro Berkman Klein para la Internet y la Sociedad de la Universidad de Harvard, Estados Unidos. Trabaja en la intersección entre estudios críticos de Internet y de datos, juventud, nuevos alfabetismos y ecosistemas mediáticos.

 

 

Redes de la innovación social: rastreo y visualización de un ecosistema heterogéneo en Bogotá

Más de 300 actores del ecosistema local de innovación y emprendimiento social fueron identificados y catalogados en una base de datos durante el proyecto «Jóvenes e Innovación Social Digital». En este artículo visualizamos algunos de estos agentes.

 

Serie Jóvenes e Innovación Social Digital (artículo 4 de 8)

Por Luis García.

 

Uno de los principales desafíos al momento de explorar el ecosistema de innovación social en Bogotá es la falta de información organizada. Aunque el gobierno nacional, la alcaldía y organismos privados como la cámara local de comercio tienen varios programas de apoyo al emprendimiento, no existe a la fecha una única plataforma digital que agrupe, sistematice y visibilice estas iniciativas a través de directorios, bases de datos o herramientas interactivas de búsqueda. Hoy, la mayoría de entidades gestiona de forma aislada su comunicación y se esfuerza por mostrar sus servicios al mayor número de ciudadanos a través de sus portales web o de sus redes sociales. Una de las organizaciones que más ha avanzado hacia la articulación de un ecosistema regional de emprendimiento es Invest in Bogotá, una iniciativa público-privada creada en el 2006. Esta agencia ha elaborado, por ejemplo, una lista de entidades que apoyan al emprendimiento. En esta figuran actores como la red emprendedores de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), la organización Connect Bogotá Region o el programa CEmprende. No obstante, al examinar el trabajo de estos actores salta a la vista una disparidad: los emprendimientos sociales tienen menos visibilidad respecto a los convencionales.

 

Como señalamos en un artículo anterior, el emprendimiento social es una orientación emergente en Colombia y llama cada vez más la atención del sector académico y empresarial. Pese a esto, la agencia iNNpulsa Colombia reconoce en un reciente boletín que “la medición de su impacto en el valor social y la eficiencia de los recursos invertidos aún no se ha explorado a profundidad [en el emprendimiento social]”. Por ello, este organismo de soporte se comprometió a iniciar un proceso sistemático de identificación, monitoreo y evaluación de emprendimientos sociales a través de una plataforma de inteligencia de datos. Esto con el objetivo de mejorar la calidad de la información disponible para luego “tomar decisiones basadas en datos claros y contundentes”. Mientras eso ocurre, tenemos que la organización que mejor ha medido la magnitud e impacto de los emprendimientos sociales es RECON Colombia que elaboró en el 2020 una radiografía sectorial. Esta entidad también entrega premios anuales a las más destacadas iniciativas sociales del país e impulsó la promulgación de la Ley del Emprendimiento Social, lo que ocurrió el pasado 8 de julio.

 

Con el objetivo de aportar a la caracterización de este ecosistema de emprendimiento, el equipo del proyecto de investigación del ISUR “Jóvenes e Innovación Social Digital” construyó una base de datos para mapear a los distintos actores que interactúan en el entorno local, lo que incluye a las agencias de apoyo, los laboratorios, los emprendimientos convencionales y sociales, las instituciones gubernamentales, financiadores, entre otras entidades. En total, entre el 2019 y este año, recolectamos información de más de 400 entidades. No obstante, luego de un proceso de depuración y verificación –muchos emprendimientos se desactivaron durante la pandemia, por ejemplo– consolidamos una lista de 339 organizaciones que presentamos de forma gráfica y resumida en este artículo.

 

Métodos y colaboración para la recolección de datos

 

Nuestra base de datos es heterogénea. En ella incluimos programas gubernamentales y privados de apoyo al emprendimiento, startups, laboratorios de innovación, aceleradoras, incubadoras y redes, entidades sin ánimo de lucro, fundaciones filantrópicas, medios de comunicación alternativos, empresas de base tecnológica y, desde luego, emprendimientos sociales. Nuestra lista se construyó teniendo en mente cuatro criterios: buscamos organizaciones que tuvieran actividades en Bogotá, que fueran liderados por personas jóvenes, que se apoyasen en tecnologías digitales y que pretendieran solucionar alguna problemática social. Todos los actores identificados cumplen con al menos uno de estos requisitos. Sobre cada elemento de la base de datos se trató de reunir cierta información básica como el nombre de la institución o del emprendimiento, una descripción breve, el enlace de la página web principal, las direcciones de hasta tres redes sociales, el lugar donde tienen operaciones, el nombre del fundador o responsable y el tipo de propiedad del organismo.

 

La búsqueda de estos actores se realizó de forma manual y colaborativa a través de la web. Nuestra base de datos fue alimentada por el equipo de investigadores del proyecto y también por becarios del ISUR quienes identificaron y clasificaron aproximadamente unos 50 actores del ecosistema. En el rastreo consultamos, por ejemplo, las vitrinas digitales de exhibición de emprendimientos que han elaborado organismos como la Cámara de Comercio de Bogotá, Invest in Bogotá, INNPulsa Colombia, ANDI, así como varios artículos periodísticos publicados en medios especializados en negocios y finanzas como la revista Forbes Colombia y el diario Portafolio. También realizamos una búsqueda en redes sociales para identificar, entre los seguidores de organizaciones como RECON, aquellas entidades afines a nuestros criterios.

 

¿Quiénes son?

 

Luego de depurar la información, iniciamos un proceso de catalogación y codificado de los actores  que interactúan en el ecosistema de emprendimiento local (339). A continuación presentamos un mapa o diagrama del ecosistema y sus actores que puede ser descargado en alta calidad en este enlace.

 

 

Como vemos en el diagrama, en nuestra base de datos identificamos nueve tipos de actores del ecosistema de emprendimiento e innovación social. Vale precisar que un elemento en nuestra base de datos puede cumplir hasta dos roles. Por ello, en orden de cantidad, estos actores fueron:

 

      1. Emprendimientos (216 elementos). Este grupo incluye, sobre todo, a emprendimientos de base tecnológica y fuerte orientación innovadora que dinamizan la economía bogotana. Tenemos ahí, por ejemplo, a la empresa Cíclico que elabora prendas de vestir, hamacas, mantas, ponchos y maletas con residuos textiles y botellas PET. O también está la tienda electrónica especializada en mascotas, Laika, cofundada por la joven emprendedora Manuela Sánchez y que hoy es el pet-commerce más importante de Colombia.
      2. Emprendimientos sociales (52 elementos). Añadimos aquí a entidades que a través de la innovación y de modelos de negocio afines al emprendimiento buscan solucionar problemas estructurales del país. En esta categoría incluimos, por ejemplo, a la organización no gubernamental Geek Girls Latam que busca reducir la brecha de género y las desigualdades sociales a través de la educación de jóvenes con enfoque STEAM y la integración a la economía digital.
      3. Organismos de soporte (41 elementos). En esta categoría se encuentran organizaciones que apoyan a los emprendedores bogotanos ya sea a través de la cooperación y conectividad en red, charlas y capacitaciones, la implementación de espacios de exhibición o los servicios de consultoría en medición del impacto social. Aquí se encuentra, entre otros, la Fundación Karisma, una organización con sede en Bogotá que trabaja en torno a las tecnologías digitales, los derechos humanos y la justicia social. Recientemente la Fundación Karisma, Comundos y el equipo de ISUR realizaron, por ejemplo, talleres de alfabetización digital para miembros de la comunidad wayuu en la Guajira.
      4. Medios de comunicación (16 elementos). Incluimos aquí a medios de comunicación digitales y alternativos que forman parte del ecosistema de innovación y que, en algunos casos, también pueden ser catalogados como emprendimientos sociales. Este es el ejemplo de Green Watcher,  un medio digital de periodismo especializado en la crisis climática y que cumple un importante rol para promover en Colombia iniciativas con impacto social.
      5. Agentes culturales (15 elementos). Se trata de un grupo de iniciativas que movilizan espacios de arte, las industrias creativas o el diálogo sobre la sostenibilidad en Bogotá. Está ahí, entre otros, el colectivo de mujeres Pedaleándole a la vida que promueve el uso de la bicicleta para romper estereotipos de género y reducir el cambio climático.
      6. Organismos de gobierno (6 elementos). Se enumeran aquí algunas entidades públicas –nacionales o locales– que están relacionadas con la promoción del emprendimiento y de la innovación social como el programa iNNPulsa Colombia o el Laboratorio de Innovación Pública de Bogotá (IBO).
      7. Entidades de financiamiento (5 elementos). En esta lista están algunas entidades que ofrecen soluciones financieros a emprendedores y microempresarios. Por ejemplo, el programa Bogotá Productiva Local que ofrece créditos con bajos intereses a los ciudadanos y asesoría para mejorar los modelos de negocio.
      8. Capital humano (5 elementos). Es un grupo de organismos –que también pueden ser emprendimientos– que enfoca sus esfuerzos en la capacitación de los ciudadanos. Un ejemplo destacado es Protalento, una plataforma que ya opera en Colombia y en México y que forma a profesionales técnicos en carreras de alta demanda relacionadas con la tecnología.
      9. Mercados (3 elementos). Son vitrinas o mercados virtuales que buscan agilizar el vínculo entre proveedores y consumidores. Este es el caso de Morapp, una plataforma digital fundada por Kenny Prado para conectar a los agricultores colombianos productores de frutas, verduras o huevos con los consumidores finales en la capital.

 

Aunque se trata de una muestra pequeña y no representativa del ecosistema de innovación social y emprendimiento de Bogotá, nuestro ejercicio de rastreo y catalogación de actores sí nos permite identificar, por ejemplo, el peso que tienen las tecnologías digitales en casi todos los procesos productivos. En todos nuestros casos identificados, las redes sociales comerciales como Facebook o Instagram son canales importantes para la comunicación externa. Para un grupo menor, el diseño y mantenimiento de aplicaciones digitales propias [como en el caso de Morapp o Laika] son factores esenciales del modelo de negocio. Y también hay otro sector importante de actores que ofrecen capacitación y asesoría a otros emprendedores en temas como inteligencia artificial o producción de contenidos digitales.

 

Por ello, en nuestro próximo artículo exploraremos más profundamente cómo se orientan los emprendimientos sociales en su relación con la tecnología.